Las pandillas juveniles en Ciudad Juárez y su vínculo con organizaciones criminales del narcotráfico tienen muchas décadas. Fundamentalmente, han sido dos bandas rivales las que dominan el campo urbano en la localidad fronteriza. La rivalidad entre “Los mexicles” y “Los aztecas” permea en las más de 500 bandas juveniles registradas en Ciudad Juárez. Integradas por jóvenes cuya imagen se le conoce como “cholos”, son parte instrumental en el trasiego de droga hacia El Paso, Texas.

En el período 2008 a 2011, esta “cultura alternativa” ocasionó la muerte de más de 10 mil personas. Se trata de pandillas de “tercera generación”, con una jerarquía sólida y una sofisticación delictiva que las hace semiautónomas, una suerte de reserva de “mercenarios” al servicio del mejor postor, usualmente algún cártel de la droga.

La policía municipal de Ciudad Juárez ha sido corrompida por la dinámica criminal de la frontera México – EUA desde hace décadas. En 2008 el entonces director de operaciones de la policía municipal, Saulo Reyes, fue detenido en El Paso por agentes de aduanas norteamericanos durante su intento de cruzar un cargamento de una tonelada de mariguana e intentar sobornarlos.

César Omar Muñoz, actual jefe de la policía juarense ha sido señalado por violaciones a los derechos humanos, presuntamente por operar centros de detención clandestinos, y de tener vínculos con organizaciones criminales locales. Es la segunda vez que Muñoz ocupa el cargo. En su primer período, 2013 – 2016, logró la certificación de INSYDE que comprende 52 estándares policiales de Estados Unidos y otras partes del mundo para la corporación municipal. No obstante, el nivel de homicidios dolosos incrementó en el mismo lapso.

La violencia desatada el viernes 12 de agosto tiene que ver con la ruptura entre “Los mexicles”, ahora aliados de “Los aztecas” y con el nuevo cártel de Juárez, en contra de la célula de “Los chapitos” del cártel de Sinaloa, por el control del lucrativo mercado de la metanfetamina conocida como “cristal” en los barrios pobres de la periferia juarense.

Días antes, tras un enfrentamiento que dejó varios elementos heridos de gravedad, la policía municipal realizó un aseguramiento de 22 kilos de la droga sintética y detuvo al hijo de uno de los líderes de “Los mexicles”.

Si bien la violencia inició al interior del CERESO 3, en donde se recluye por igual a los pandilleros enemigos, la respuesta inicial fue por parte de la corporación municipal que ingresó al penal, lo que genera especulaciones ya que el inmueble es responsabilidad del gobierno estatal.

El alcance de la violencia obliga a que la autoridad federal informe al pueblo de México, sobre lo que está pasando en esa ciudad fronteriza. No es posible alegar que se busca la paz cuando es claro que las organizaciones criminales no tienen contrapeso y la autoridad o esta coludida o es indiferente. México merece algo mejor.

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