Las Chivas del Guadalajara jugaron una excelente eliminatoria, ‘desplumaron’ a las Águilas del América en la cancha del Estadio Azteca y aprovecharon la superioridad numérica para dar el golpe 1-3 en el juego de vuelta de las semifinales, firmando una histórica remontada en el global por marcador de 2-3, y con ello conseguir el pase a la gran final del fútbol mexicano, en donde chocarán con los Tigres de la UANL.
El equipo de Veljko Paunovic fue merecedor de la victoria de visita y el pase ante un América sobrado, que terminó el partido con seis defensas y, una vez más, el técnico Fernando Ortiz, quien renunció al cargo de entrenador del Club al término del partido, se quedó cerca de la Final de la Liga MX, tras estar al frente en tres semifinales durante su estancia americanista.
Las Águilas, otra vez, se mostraron como un equipo sobrado, sin alma y en el pecado llevó la penitencia; solo le alcanzó para las Semifinales. Ya son seis años, doce temporadas, en las que el América no cumple con su máxima responsabilidad: el título de Liga.
El sagrado se presentó en el Coloso de Santa Úrsula y derrotó a un impresentable América para ganarse su lugar en la Final ante los Tigres después de un vibrante partido en donde las Águilas se traicionaron a sí mismas, echando el equipo para atrás para mantener el empate que les daba el pase.
El Guadalajara salió a proponer el partido desde el inicio y consiguió ponerse arriba en el marcador por conducto de Rolando Cisneros después de una gran jugada individual de Roberto Alvarado, quien recuperó en propia cancha y se quitó a cuatro rivales para finalmente servir para el gol.
Ante el agobio y la tensión generada por los dirigidos por Paunovic, el chileno Diego Valdés logró empatar el marcador al 57’ con un golazo de cabeza apoyado por un movimiento sensacional de cuello.
El juego se puso emocionante, porque América se quedó con un hombre menos, cuando Álvaro Fidalgo cometió al 64′ un error y se fue expulsado; fue gracias a una falta en una zona del campo en la que no valía la pena arriesgar.
La situación que sentenció a las Águilas, quienes por órdenes de Fernando Ortiz, renunciaron a su filosofía de atacar y optaron por una estrategia defensiva, aún restando más de 20 minutos.
Chivas se fue al frente, echó todo el orgullo posible por delante, metió un segundo gol y le fue anulado; luego otro, que si valió, de Alan Mozo al minuto 76.
El visitante todavía tenía más de 15 minutos para intentarlo. El milagro estaba por acontecer en el mismísimo Estadio Azteca y en un Clásico Nacional.
El Tano Ortiz entonces metió a toda la defensa disponible en la banca, no quiso saber más del juego, renunció al ataque, con el pase a la Final en la bolsa, pero Chivas aún tenía algo qué decir.
El equipo de Paunovic puso el corazón al frente y al minuto 88 el Chiquete Orozco hizo la anotación de la victoria cómoda, 1-3 que además colocó a Chivas en la Final del futbol mexicano, en la que recibirá la vuelta en casa como ocurrió en el Clausura 2017, cuando conquistaron su último título de Liga.
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