El Covid 19 no sólo ha sido un parteaguas en nuestra vida, también nos ha hecho reflexionar sobre nuestro papel nocivo como raza humana en la naturaleza.
Es significativo darse cuenta de que, la naturaleza se recobró durante los primeros meses de aislamiento del ser humano en sus actividades en diferentes zonas del planeta. Nos divertimos viendo como los animales se acercaban a las playas y los pueblos desiertos. Más allá de ser un momento de gozo al ver estos seres incursionar en las zonas donde los humanos controlamos, es más bien un momento de reflexión.
En la Asociación Europea de Turismo (ETOA) están planificando un futuro sostenible y han declarado una emergencia climática.
Para este propósito la junta de ETOA “ha buscado el asesoramiento del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio climático) y los objetivos de reducción de emisiones basados en sus lineamientos que se comprometen a examinar la huella ambiental de la organización y alentar a los miembros de esta a desarrollar sus propios planes de acción climática”.
Gestionar la crisis de Covid-19 y garantizar que el turismo siga siendo fundamental para los planes de recuperación son la principal prioridad en este momento. El mayor desafío a largo plazo para el sector turístico es la sostenibilidad. La transformación que se requiere implementar por el cambio climático en toda la industria es inevitable.
El turismo se basa en el gasto discrecional de cada visitante, impulsado tanto por la demanda como por la oportunidad, y por supuesto los consumidores quieren saber qué impacto tienen sus elecciones en el medio ambiente. Cómo es, su porcentaje de huella de carbono.
La regulación y los recursos diseñados para alcanzar los objetivos 2030/50 de la UE traerán nuevas condiciones comerciales, así como inversiones.
Gran parte de la acción climática y medioambiental está bajo el control de la industria turística, desde el desarrollo de productos y la gestión de la cadena de suministro hasta la eficiencia energética y del agua. La sostenibilidad social requiere una colaboración eficaz entre el sector público y el privado para que los destinos sigan siendo lugares viables y atractivos para vivir, trabajar y visitar.
Así cómo es posible viajar de forma segura y sin problemas gracias a la iniciativa de la industria durante la pandemia Covid19, también lo es el turismo respetuoso con el clima.
Con el reciente compromiso de la UE de reducir las emisiones en un 55% en todo el continente para 2030, se necesitarán inversiones sin precedentes de financiación estratégica. El turismo puede ser un motor para el desarrollo sostenible que fomente el empleo en comunidades rurales y urbanas.
La unidad que se ha creado entre países ante el combate del Covid-19, nos demuestra que también podemos usar esa misma fuerza de unión para combatir un reto mayor que es el cambio climático.
“La actividad del turismo no debe verse como un problema sino como su solución”.