Las afectaciones a la salud por el ozono van desde irritación de garganta hasta dolor de cabeza, disminución de la capacidad respiratoria y alteración del organismo para defenderse de agentes patógenos.
Mientras las temperaturas aumenten, las lluvias sean irregulares y las emisiones contaminantes no se logren controlar, no se dejará de pronosticar contingencias ambientales en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), según expertos y autoridades de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe).
En febrero la CAMe alertó sobre tres o cinco contingencias ambientales entre marzo y mayo; hasta ahora, ya van cuatro. La primera tuvo lugar el 29 de marzo y sólo permaneció por ese día; la segunda fue el 2 de mayo pero finalizó hasta el 4 del mismo mes. Sin embargo, se presentó otra el 5 de mayo, de inmediato, la cual duró hasta el próximo día. En tan sólo una semana, se dieron dos contingencias prolongadas.
Durante los siguientes 14 días no se dio otra, no obstante, el viernes 20 de mayo la CAMe volvió a lanzar la alerta de una contingencia que terminó hasta el sábado 21. En total se registró un conteo de cuatro y esto predice el riesgo de que sucedan más rebasando las cinco pronosticadas.
«Si se presentan olas de calor, hay posibilidad de que se presenten contingencias. Éstas típicamente terminan en mayo, pero el clima ha cambiado y siempre hay ese riesgo. También influye mucho si hay entrada de humedad o no, si hay vientos o no, hay varios factores que se combinan y resultan o no en episodios de mayor contaminación».
Víctor Hugo Páramo, coordinador ejecutivo de CAMe
El especialista explica que la megalópolis se encuentra en una meseta central a una altitud de dos mil 240 metros sobre el nivel del mar, características que provocan una densidad atmosférica menor y que la radiación sola entre con mayor fuerza, misma que condiciona la generación de ozono.
«El ozono por sí mismo no existe, se produce por la reacción del óxido de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles, derivados, por ejemplo, de la quema de combustibles, que al conjuntarse y con el calor, generan ozono».
Carolina García, directora de Prevención y Control de la Contaminación Atmosférica en el Estado de México
El ozono suele formar una capa en la estratosfera con altas concentraciones (en torno a los 25 km) que permite el paso de los rayos ultravioletas perjudiciales para el ser humano, en comparación con el ozono presente en las proximidades del suelo que surge principalmente por reacciones químicas a partir de otros contaminantes, mismos que reaccionan ante la luz solar.
De acuerdo con la neumóloga pediatra y directora del Hospital Pediátrico Villa de la Ciudad de México, Tania Margarita Silva Cruz, las afectaciones a la salud por el ozono van desde irritación de garganta hasta dolor de cabeza, disminución de la capacidad respiratoria, alteración del organismo para defenderse de agentes patógenos y consecuencias graves para poblaciones vulnerables como adultos mayores o personas con asma o enfermedades pulmonares.
Te puede interesar: CAMe finaliza contingencia ambiental en la CDMX
DH
