Ciudadanos rusos huyen de su país por la guerra e intentan entrar a Estados Unidos mediante la frontera con México, son detenidos quedándose en el limbo y obligándolos a acampar en el pavimento junto a la valla fronteriza, desafiando a las autoridades mexicanas, mientras que decenas de ucranianos son recibidos por Estados Unidos con las puertas abiertas ,algunos ucranianos que cruzan en Tijuana han obtenido permiso para permanecer en Estados Unidos durante un año.
Irina Zolkina, profesora de matemáticas, abandonó Moscú junto con sus cuatro hijos, llegó a Tijuana en la frontera con San Diego, California. El agente fronterizo revisó sus pasaportes rusos y solo movió la cabeza de lado a lado indicando que tendría que esperar, inmediatamente Irina se echó a llorar apelando que han sido años de miedo y que es horrible estar en Rusia.
Zolkina tiene un video de la BBC donde mostraba su retención por asistir a una protesta contra la guerra el 24 de febrero, mismo día en que Rusia invadió Ucrania. La mujer fue liberada horas más tarde y a la semana siguiente salió de Rusia con sus hijos, cruzó Taskent, la capital uzbeka, y Estambul, en Turquía para despues dirigirse al balneario más popular de México, Cancún, el cuál se ha convertido en un punto de partida habitual para los rusos que se dirigen a la frontera con Estados Unidos.
Un reporte de las Naciones Unidas confirma que más de 3 millones de Ucranianos se han convertido en refugiados principalmente en países fronterizos con Ucrania mientras que miles de rusos también han abandonado su país, según los medios de comunicación.
Durante una rueda de prensa el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas mencionó que su país está ayudando a las personas que huyen de Ucrania y se considera ampliar la ayuda humanitaria, mientras que un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, cuestionado por la política actual hacia los rusos, dijo que la agencia hace excepciones a la orden caso por caso para «individuos particularmente vulnerables».
Otro caso es el de Mark de 32 años, gerente de un restaurante en Moscú y su esposa, quienes volaron a México vía Turquía y Alemania a principios de marzo. Ambos fueron detenidos durante tres días el año pasado tras protestar en apoyo del líder opositor encarcelado Alexei Navalny. El hombre sostuvo que volver a Rusia no era una opción tras la nueva legislación impuesta en su país, la cuál amerita hasta 15 años de cárcel por acciones que desacrediten al ejército ruso.
Mijaíl Shliachkov, de 35 años, se encuentra sentado en un catre bajo una sombrilla, aseguró que llegó a México con su esposa un día después de la invasión, temía que lo llamaran a pelear contra parientes Ucranianos, incluso mostro una foto de su certificado de nacimiento donde indicaba que sus madre era Ucraniana, «No quiero matar a mis hermanos», confesó. Mijaíl aún sigue en espera de que las agentes migratorios le permitan la entrada.
Funcionarios mexicanos repartieron folletos en ruso con una lista de refugios cercanos para inmigrantes y una carta de solicitud de asilo firmada por el director de migración de Tijuana, Enrique Lucero, con la finalidad de que pudieran abandonar su campamento. Argumentaban que si permanecen ahí aumentaba el riesgo de que Estados Unidos decidiera cerrar su frontera por razones de «seguridad interna».
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NILY
