Ashraf Ghani Ahmadzai, Presidente de Afganistán, abandonó el país este domingo 15 de agosto, uniéndose a miles de afganos y extranjeros que quieren salir del país huyendo del avance de los talibanes, quienes buscan marcar el fin de un experimento occidental de 20 años, destinado a rehacer la nación.
Según lo informó el ministro del Interior afgano, los talibanes han empezado a entrar a la capital afgana, Kabul, por todos los frentes.
Sin embargo, se sabe que los radicales islamistas se han apostado en los barrios de las afueras, y aseguran que aunque se han escuchado fuertes disparos en diversas zonas de la ciudad, no entrarán por la fuerza.
Los talibanes pidieron a la población no huir, ya que afirmaron que todos deben permanecer en su propio país y no intentar salir de el. «Nadie será objeto de represalias», afirmaron.
Los extremistas mencionaron querer negociar una transición del poder ordenada.
«El Emirato Islámico ordena a todas sus fuerzas que permanezcan a las puertas de Kabul, que no intenten entrar en la ciudad».
tuiteó Zabihullah Mujahid, un portavoz de los talibanes.
Pese a esto, los habitantes de Kabul señalaron la presencia de talibanes en la ciudad, y que habían combatientes armados en algunos de los barrios, pero sin la existencia de combates, de acuerdo con un lugareño del este de Kabul.
«Dado que la capital Kabul es una ciudad grande y densamente poblada, los muyahidines del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) no tienen la intención de entrar en la ciudad por la fuerza o combatir, sino más bien entrar en Kabul pacíficamente», remarcaron los insurgentes.
Afirmaron que se están llevando a cabo negociaciones para garantizar que el proceso de transición se complete de manera segura, sin comprometer la vida, la propiedad y el honor de nadie, pero en especial el bienestar de los kabulíes.
Por su parte, autoridades del país dicen estar controlando la situación, y no se encuentran con intención de negociar una derrota.
«En varias áreas remotas de Kabul se han escuchado disparos. Las fuerzas de seguridad del país, en coordinación con los socios internacionales, controlan la situación de seguridad en Kabul», aseguró en Twitter la oficina del Palacio Presidencial afgano.
Los talibanes admitieron que el control de la seguridad en el país sigue recayendo “en el otro bando”, y recordaron a la población que no tienen intenciones de vengarse de nadie, incluyendo a quienes sirven para el Ejército, la Policía o a la administración, «están perdonados y a salvo, nadie será objeto de represalias».
Mientras tanto, miles de civiles, que temen que los talibanes vuelvan a imponer el tipo de gobierno que prácticamente eliminó los derechos de las mujeres, se apresuraron a hacer filas frente a los cajeros automáticos para retirar los ahorros de su vida y abandonar el país, mientras que aquellos que se encuentran en condición de pobreza abandonaron sus hogares en el campo, permaneciendo en parques y espacios abiertos de todo Kabul.
A través de redes sociales se han informado de diversas acciones que se han registrado a lo largo de la ciudad, registrando la evacuación del cuerpo diplomático estadounidense, así como la liberación de presos y la toma del palacio presidencial.
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DDF
