Johnson es el Primer Ministro en la historia de la política británica en ser culpado de violar la ley durante su mandato, a pesar ello se niega a abandonar su puesto.
El actual mandatario del Reino Unido fue culpado junto con otros altos cargos de violar las normas de restricción impuestas por ellos mismos durante el 2020 y el 2021 a causa de la pandemia por Covid-19 en el país británico; Boris Johnson y sus empleados organizaron durante ese periodo 16 fiestas al interior de edificios del gobierno, a pesar de esto, el primer ministro se rehúsa a dimitir su puesto.
De acuerdo con el reporte presentado el día de hoy por la Segunda Secretaria Permanente de la Oficina del Gabinete, Sue Gray, investigación paralela a los trabajos de Scotland Yard, la funcionaria detalló en 37 páginas las 16 fiestas organizadas por miembros del partido conservador incluidos el primer ministro en sedes gubernamentales de Downing Street; un hecho que ha llenado de indignación a los ciudadanos de Gran Bretaña por «la falta de liderazgo y juicio» por parte de la oficina de Johnson.
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Mientras Johnson y sus empleados disfrutaban de fiestas al interior de diversas sedes gubernamentales sin medidas de sanidad de por medio, en medio de la pandemia por Covid-19, al pueblo británico se le prohibía asistir a eventos sociales, reunirse con sus familiares e incluso ayudar a enfermos y moribundos afectados por el virus del SarsCov2; obligando a la población a mantenerse encerrada en sus casas.
Por su parte, Johnson insistió que no se violó ninguna ley a sabiendas, a pesar de haber impuesto las regulaciones de Nivel 2 que prohibían la organización y asistencia a cualquier tipo de evento, incluyendo festejos decembrinas por año nuevo y navidad justamente en el peor momento de la pandemia. El Primer Ministro se dijo sentirse «abatido» por violar personalmente las reglas y se pronunció firme de asumir totalmente «la responsabilidad por todo lo sucedido», aunque se aferra a no dejar sus funciones como jefe del Gobierno británico.
Las «veladas de vino por los viernes» como así lo definió el mandatario británico resultaban convirtiéndose en fiestas que terminaban a altas horas de la noche, un discurso adoptado por Johnson que dificulta a los medios de comunicación hacer cuadrar ante las autoridades británicas los hechos por las innumerables contradicciones y fotos que continúan alimentando y exponiendo a la luz el escandalo definido como «Partygate«.
Miembros de la oposición, e incluso del mismo partido Conservador al que pertenece Johnson, critican al actual mandatario por mentir frente al Parlamento británico y de intentar desviar del foco público el escandalo por el que ahora votantes del mismo exigen su destitución.
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La semana pasada la Policía Metropolitana informó al ocupante del Gobierno británico que no sería sancionado ni castigado con nuevas multas, panorama que se derrumba tras la presentación del informe realizado por la alta funcionaria, Sue Gray.
En dicho reporte, Gray determinó que «el equipo de alta dirección […] debe asumir la responsabilidad» por las conductas expuestas en eventos que «no debían haberse permitido«.
«Aquellos en posiciones de menor responsabilidad asistieron a reuniones a las que sus superiores asistieron o incluso organizaron»
Sue Gray, Segunda Secretaria Permanente de la Oficina del Gabinete.
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Por su parte, el líder opositor del Partido Laborista, Keir Starmer, indicó que Johnson y sus empleados han «tratado los sacrificios del pueblo británico con absoluto desprecio», y calificó al informe presentado por la alta funcionaria de la Oficina del Gabinete, como un «catálogo de delitos», por el que exige la renuncia de Johnson.
Hasta el momento no está claro si los legisladores del partido Conservador, mismo con mayoría en el Parlamento, tome responsabilidad sobre el tema, mientras, el Primer Ministro pide enfocar la atención en el conflicto desatado en Ucrania.
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JOVC
