Con la finalidad de erradicar vicios y prácticas que mermaban la seguridad, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Puebla decidió trasladar a una veintena de reos del Centro de Reinserción Social de San Miguel hacia prisiones federales. Ello como consecuencia de los cambios de directivos y reforzamiento de protocolos tras el caso del bebé Tadeo, cuyo cuerpo fue localizado en un contenedor de basura a principios de enero.
Por medio de un gran despliegue de elementos policiacos, se realizó esta diligencia en la que al menos 20 internos de los más peligrosos, entre ellos asesinos convictos y huachicoleros, fueron encauzados a Centros Federales de Reinserción Social (Ceferesos) de Oaxaca y Michoacán.
La información fue dada a conocer este lunes, aunque los traslados se concretaron el fin de semana. Ya antes, en enero, hubo otra medida similar y a través de la cual se remitieron otros 20 reclusos a cárceles federales de Chiapas, Durango y Morelos.
La intención del gobierno que encabeza Miguel Barbosa, a través de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del Estado, la subsecretaría de Centros Penitenciarios y la dirección del penal,es retomar la tranquilidad y garantizar el buen funcionamiento del Cereso de San Miguel cuando se concluya con el plan de mover al menos a los 100 presidiarios de alta peligrosidad que ostentaban cierto control al interior del centro penitenciario.
Necesario es recordar que el titular de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, Daniel Iván Cruz Luna, anunció hace una semana que además estaban preparando un nuevo cuadro de custodios para renovar y reforzar las medidas en el Penal de San Miguel.
Durante su comparecencia ante el pleno del Congreso local, como parte de la glosa del tercer informe de labores del gobernador Miguel Barbosa Huerta, el funcionario mencionó que al menos 100 elementos de seguridad se estaban preparando para esas labores.
Como se recordará, el 10 de enero pasado el cuerpo de un bebé fallecido fue encontrado en un contenedor de basura, al interior del penal de San Miguel. Las investigaciones revelaron que el pequeño se llamaba Tadeo y había nacido el 4 de octubre de 2021.
Debido a problemas intestinales, falleció el 5 de enero de este año y un día después fue sepultado en el panteón San Nicolás Tolentino, ubicado en la alcaldía Iztapalapa de la CDMX. Posteriormente, de acuerdo con la narrativa cronológica, su cuerpo fue exhumado de manera clandestina y llevado hasta el Centro de Reinserción Social (Cereso) ya referido.
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Tras las investigaciones, la Fiscalía General del Estado de Puebla formuló imputación a dos mujeres y tres hombres, quienes fueron vinculados a proceso por delitos contra la ley general de la salud e infracciones a las leyes y reglamentos sobre inhumaciones y exhumaciones, encubrimiento, así como incumplimiento de un deber legal.
