Los hermanos Ana Karen y Carlos Ortega Galindo fueron detenidos ilegalmente por agentes ministeriales de la Fiscalía General del Estado (FGE), quienes mediante torturas y amenazas de muerte les exigieron que se declararan integrantes de una banda dedicada al robo de vehículos, la cual opera en Morelos.
El arresto sucedió el pasado 15 de marzo, desde esa fecha los hermanos han luchado para que proceda su queja ante la FGE por la detención arbitraria y se castigue a los elementos que les imputaron delitos que no cometieron. Por lo que, el día de ayer, se realizó una protesta frente a la fiscalía, también reclamaron que se les devuelva un teléfono celular que les quitaron.
Ana Karen es comerciante de 29 años de edad y su hermano Carlos de 35 años es chofer de una empresa, los cuales se encontraban transitando, sobre la avenida 10 de abril, en dos camionetas, una Chrysler Voyager y una Honda.
Ella estaba aprendiendo a manejar por lo que, iba despacio, atrás su hermano conducía la otra unidad, cerca de las tres de la tarde del pasado 15 de marzo, ocho agentes, los interceptaron y los bajaron de sus vehículos.
Sin explicación alguna, los esposaron y los subieron a las unidades oficiales acusándolos de pertenecer a una banda de robacoches, porque una de las camionetas que manejaban era igual a una que tenía reporte de robo. “Ahí comenzó la peor experiencia de mi vida”, narró Karen Galindo.
Los hermanos estuvieron detenidos por ocho horas, fueron interrogados, golpeados y torturados, con la finalidad de que se declararan culpables.
“Todo ese tiempo me dijeron muchas groserías, amenazas, de todo, que iban a ir contra mis tres hijos. Me golpearon, me colocaron una bolsa negra en la cabeza, me aventaron agua; querían que dijera qué armas o carros usábamos. Yo les decía que mis carros estaban bien”, recordó Ana Karen Ortega.
Finalmente el juez permitió a la defensa de los hermanos presentar las facturas de las dos camionetas. “Ahí determinó que fue una detención arbitraria, que no había delito porque estaba comprobada la propiedad de los automotores y nos liberó”, explicó Ana Karen. Diez días después les devolvieron las camionetas, pero no el teléfono.
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SCP
