No es tema nuevo que a muchas personas les haya faltado un tío Ben para recordarles que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. No solo hablamos de Gente Mal con poder político, sino también de quienes con su sola opinión pueden influenciar o directamente hacer que personas, por ignorancia o falta de criterio, tomen decisiones que les afectarán muchas veces por el resto de sus vidas.
Como ya mencionamos, la ignorancia, falta de criterio o simplemente la búsqueda de soluciones fáciles y milagrosas son el alimento diario de personas sin escrúpulos que buscan el beneficio propio a costa, muchas veces, de vidas humanas y para muestra basta un botón.
Nuestro pintoresco y nunca bien ponderado amigo Donald Trump, el pasado 2020 sobre la recta final de su único mandato (gracias a Dios), realizó desafortunadas declaraciones sobre el uso de desinfectantes industriales (dióxido de cloro) como tratamiento para el Covid-19.
Para la gente con sentido común, un poco de capacidad analítica y de investigación, era más que obvio que estos comentarios no eran más que disparates típicos de este personaje, sin embargo, para otros era un mandamiento sagrado a seguir.
Podríamos llegar a pensar que se hizo por ignorancia o mera necesidad patológica por decir alguna estupidez, pero en realidad obedecía a compromisos políticos que Donald tenía con los máximos distribuidores de la MMS (Solución Mineral Milagrosa por sus siglas en inglés) cuyo “activo” principal es… redoble de tambores… Dióxido de Cloro.
La familia Grenon, encabezados por Mark Grenon, son los responsables del uso de este veneno como tratamiento alternativo para muchas enfermedades como Covid-19 (el tema de moda), cáncer, diabetes (todos sabemos que esta se cura con moringa) y SIDA (si, leíste bien) entre otras.
Sin embargo no existe sustento científico para tales afirmaciones y todo lo que se tiene son relatos “documentados” sobre la purificación de agua (alabado sea el Señor) en una expedición en Guyana encabezada por un cienciólogo (sin comentarios) para la (agárrense bien) cura milagrosa de la malaria.
Esta práctica se hizo popular entre los feligreses de la iglesia que precedían los Grenon en Estados Unidos y que para no sorpresa de muchos, se extendió a otros países trayendo como resultado la intoxicación y muerte de varios usuarios (quién lo diría…).
La OMS (Organización Mundial de la Salud), OPS (Organización Panamericana de la Salud) y múltiples organismos nacionales encargados de la sanidad, incluyendo a nuestro rompecorazones Hugo López-Gatell, han advertido sobre los efectos nocivos de este compuesto sobre el cuerpo humano.
Cabe aclarar también que las intoxicaciones y muertes por Dióxido de Cloro no están debidamente documentadas para dar cifras exactas ya que el uso de este se realiza fuera del conocimiento de las autoridades sanitarias y médicos que tratan a los pacientes, ya sea por pena o remordimiento de los familiares (en muchas ocasiones) que son quienes suministran el veneno al enfermo.
Aunque para muchos sea difícil, recordemos que las curas milagrosas No existen, que los cálculos biliares y piedras en el riñón No se curan con un juguito de yerbas, que la diabetes No se cura con una semilla, que el Covid-19 no es un virus creado para controlarnos ni se activa con las antenas 5G y que la flor de la abundancia es un fraude.
En fin, recordemos que las soluciones fáciles a nuestros problemas No existen, no pongamos en juego nuestra salud, tengamos criterio e investiguemos para no ser presas de charlatanes. No seamos Gente Mal.