Acción artesanal hecha con oficio y pulso frenético
Negándose a usar efectos digitales y haciendo escenas de acción a la vieja usanza, incluso arriesgando la vida, Tom Cruise se vuelve a meter a la piel de Ethan Hunt, reúne a sus viejos amigos, para emprender una operación en donde la inteligencia artificial pone en jaque a todo el mundo, este es el telón de Misión imposible: Sentencia mortal Parte 1.
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Una llave, dividida en dos partes, es la manzana de la discordia de varias personas, Ethan y su equipo la tiene que localizar antes de que caiga en las manos equivocadas. Fuerzas oscuras del pasado vuelve a acechar, nuevos intereses y elecciones para Hunt se asoman, de igual modo, se tambalea la vida de la gente que le interesa al protagonista, quien ha decidido deambular como fantasma en este mundo.
Con 61 años de edad, Tom Cruise, desafía a la muerte haciendo sus propios stunts, de igual modo y siendo Hunt el personaje que más ha encarnado en el séptimo arte, se percibe un paralelismo entre el actor y el personaje, ambos no pueden ser vistos en el mundo real cotidianamente y de una u otra forma siempre hay desafíos profesionales que los llevan al límite, sus afectos son muchas veces el precio que deben de pagar y su talón de aquiles; esto es advertido con una de las frases del filme “Nuestras vidas son la suma de nuestras elecciones. Y no podemos escapar del pasado. Ethan, esta misión tuya te va a costar… muy caro”. Asimismo, Cruise, desafía ese culto a la juventud y demuestra que no hay edad para ser un ícono y un referente del cine de acción.
Con un presupuesto de 290 millones de dólares, la cinta más cara en la que ha intervenido Cruise, cada dólar está bien invertido en las escenas incesantes de acción, las cuales están llenas de suspenso y adrenalina, éstas son adornadas por locaciones como Londres o Roma, que si bien es cierto la ciudad ya había sido recientemente en Fast X, ahora de la mano de Christopher McQuarrie la secuencias lucen más elegantes, menos toscas y llenas de belleza. De igual modo, el cineasta rinde homenaje a otras cintas del género como ‘Muerte en el Expreso de Oriente’ (1974).
Con una duración de 163 minutos, se van como agua, los personajes fluyen, las caretas y las apariencias son una herramienta que funcionan, sobre todo en estas cintas de espionaje, y finalmente la fusión con la acción, hecha de forma artesanal, le dan un toque frenético, aunado a las mujeres empoderadas. Todos estos elementos sentencian al filme a convertirse en el blockbuster del verano. Este mensaje se autodestruirá en 5 segundos.
