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Seguridad alimentaria mundial en riesgo por la guerra: FAO

por | Mar 11, 2022

Fotografía: V2osk / Unsplash

El conflicto entre Rusia y Ucrania podría tener repercusiones graves en el rubro de la seguridad alimentaria a nivel mundial, toda vez que los países involucrados son dos de los principales productores de granos del planeta, amén de que Rusia es también el productor número de fertilizantes del mundo, los cuales son indispensables para la producción de alimentos.

Lo anterior lo advirtió Qu Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, a través de un informe teórico que el organismo hizo público este día, en el que señala que a las implicaciones que la pandemia tuvo en el tema de la alimentación a nivel mundial, ahora debe añadirse este conflicto militar.

“La Federación de Rusia es el mayor exportador mundial de trigo, mientras que Ucrania es el quinto mayor exportador. En conjunto, proporcionan el 19 % del suministro de cebada, el 14 % del trigo y el 4 % del maíz del mundo y representan más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales. También son los principales proveedores de colza y representan el 52 % del mercado mundial de exportación de aceite de girasol. El suministro mundial de fertilizantes también está muy concentrado, con la Federación de Rusia como principal productor”, se lee en el informe.

Dongyu asegura que los problemas que se han presentado en las cadenas de suministros y en la logística de la producción correspondiente a cereales y semillas oleaginosas de Ucrania y Rusia, así como las restricciones de las que están siendo objeto las exportaciones rusas, tendrán repercusiones severas para la seguridad alimentaria.

Esto es así porque alrededor de 50 países compran 30.0% o más de su suministro de trigo a Rusia y Ucrania. La mayoría de estos son países en desarrollo y sus economías emergentes, y pertenecen a las regiones de África septentrional, Asia y el Cercano Oriente, de modo que la más mínima alteración en el suministro de este insumo podría dar lugar a situaciones graves cuando no críticas para dichas naciones.

Como si lo anterior no fuese bastante, Dongyu señala que muchos países de Europa y Asia central obtienen de Rusia más de 50.0% de su suministro de fertilizantes, y por ello mismo advierte que la escasez en esos sitios podría extenderse hasta el próximo año.

Todo lo anterior, por supuesto, tiene incidencia a nivel mundial en la inflación, y es por ello que los precios de los alimentos, que comenzaron a incrementarse desde el segundo semestre de 2020 por causa de la pandemia, llegaron a un máximo histórico en febrero de 2022 impulsados por una demanda elevada, costos de los insumos y el transporte, así como por las perturbaciones que tuvieron lugar en los puertos.

Como muestra un botón: los precios del trigo y la cebada a nivel mundial aumentaron 31% durante 2021. Los precios de los aceites de colza y de girasol subieron más de un 60%. La demanda y volatilidad de los precios del gas natural también han tenido efecto en el aumento del costo de los fertilizantes. Sin ir más lejos, el precio de la urea, un fertilizante nitrogenado esencial, se ha incrementado más de 300% en el último año.

El panorama se agrava si se vuelve a lo básico: los energéticos. El informe de la FAO refiere que Rusia es uno de los principales jugadores a nivel mundial pues “representa un 18% de las exportaciones mundiales de carbón, un 11% de las de petróleo y 10 % de las de gas. La agricultura requiere energía a través del uso de combustible, gas y electricidad, así como fertilizantes, plaguicidas y lubricantes. La fabricación de piensos y de sus ingredientes también requiere energía. El conflicto actual ha provocado un aumento de los precios de la energía, con consecuencias negativas para el sector agrícola”.

En un escenario no apocalíptico pero sí trágico, Dongyu advierte que en tanto el trigo es un alimento básico para más del 35 % de la población mundial, la invasión de Rusia a Ucrania podría suponer una súbita y pronunciada reducción de las exportaciones de ambos países.

“Todavía no está claro si otros exportadores podrían colmar este vacío. Las existencias de trigo ya se están agotando en Canadá, y es probable que los Estados Unidos de América, Argentina y otros países limiten las exportaciones, ya que los gobiernos intentarán garantizar el suministro interno”.

Lo anterior es funcional para aquellos países que están en posición de autosatisfacer sus demandas, pero existen otros que no pueden darse ese lujo y dependen de las importaciones, situación que podría dar pie a que estos aumenten el volumen de las mismas, lo cual añadiría más presión a los suministros mundiales.

“Egipto, Turquía, Bangladesh y la República Islámica del Irán son los principales importadores mundiales de trigo y compran más de 60% de su trigo a la Federación de Rusia y Ucrania; todos ellos tienen importaciones pendientes. El suministro de trigo del Líbano, Túnez, Yemen, Libia y Pakistán también depende en gran medida de los dos países. Es probable que el comercio mundial de maíz se contraiga debido a las expectativas de que la pérdida de exportaciones de Ucrania no será cubierta por otros exportadores y a causa de los altos precios”.

Como medidas preventivas, la FAO propone mantener abierto el comercio mundial de alimentos y fertilizantes; buscar nuevos y más diversos proveedores de alimentos; apoyar a los grupos vulnerables, incluidos los desplazados internos por el conflicto; evitar las reacciones ad hoc en materia de políticas y reforzar la transparencia del mercado y el diálogo.

Por lo pronto, las expectativas no son optimistas y el informe de la FAO debería ser tomado muy en serio, sobre todo porque no hay señales de desescalamiento en el conflicto, y sí síntomas de que este habrá de prolongarse más de lo esperado.

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