Fotografía: Jonathan Kho Ming Jun / Unsplash
La fragilidad financiera a nivel mundial que provocó la pandemia de la COVID-19, así como la falta de transparencia en el pago de las deudas, han colocado a los países en desarrollo frente a una serie de riesgos crecientes, los cuales se han potenciado debido al aumento de la inflación y al incremento de las tasas de interés.
Lo anterior se desprende del “Informe sobre el desarrollo mundial 2022: Finanzas al servicio de la recuperación equitativa”, que hizo público el Banco Mundial y en el cual advierte que “los países en desarrollo deben abocarse a promover sectores financieros más saludables”.
Los riesgos, señala el reporte, pueden no estar a simple vista en virtud a que los balances de los hogares, las empresas, los bancos y los gobiernos están estrechamente interrelacionados. En ese sentido, la sobrecolocación de préstamos dudosos y deudas ocultas impiden el acceso al crédito, amén de reducir de manera significativa las posibilidades de las personas de bajos ingresos y de pequeñas y medianas empresas de obtener financiamiento.
“Existe el riesgo de que la crisis económica que conllevan la inflación y el aumento de las tasas de interés se extienda debido a la fragilidad financiera. La mayor rigidez de las condiciones financieras mundiales y la escasa profundidad de los mercados de deuda interna de muchos países en desarrollo, ahuyentan la inversión privada y entorpecen la recuperación”, aseguró David Malpass, presidente del Banco Mundial. “Es fundamental trabajar para que el acceso al crédito sea amplio y la asignación de capital se oriente al crecimiento. Esto permitiría que las empresas más pequeñas y dinámicas, así como los sectores con mayor potencial de crecimiento, inviertan y creen empleo”.
El informe menciona que una serie de encuestas que se llevaron a cabo en varios países en desarrollo durante la pandemia, arrojó que 46% de las empresas contemplaba no cumplir con los pagos de sus deudas a tiempo. Dado el tiempo transcurrido, en este momento el nivel de incumplimiento podría aumentar de manera considerable y la deuda privada podría convertirse con rapidez en deuda pública a medida que los gobiernos brinden apoyo.
“Antes de las crisis, a menudo son las cosas que no ves las que finalmente te dañan. Cabe esperar que muchas vulnerabilidades permanezcan ocultas”, afirmó Carmen Reinhart, vicepresidenta sénior y economista en jefe del Banco Mundial. “Es hora de priorizar medidas tempranas y específicas para respaldar un sistema financiero saludable capaz de generar el crecimiento del crédito necesario para impulsar la recuperación. Si no lo hacemos, los más vulnerables serán los más afectados”.
El informe también exhorta a gestionar de manera proactiva los préstamos dudosos, toda vez que muchos hogares y empresas enfrentan niveles insostenibles de deudas debido a la disminución de sus ingresos. En ese sentido señala que la eficacia de los mecanismos de insolvencia podría contribuir a evitar que surja el riesgo de sobreendeudamiento a largo plazo y se otorguen préstamos a empresas “zombis” que obstaculizan la recuperación económica.
En síntesis, el Banco Mundial recomienda gestionar de manera proactiva, ordenada y oportuna la deuda pública y trabajar para que el financiamiento sea inclusivo a fin de apoyar la recuperación tras la irrupción de la pandemia, toda vez que “el acceso al financiamiento mejora la resiliencia de los hogares de bajos ingresos y permite a las pequeñas empresas lidiar con los confinamientos, mantenerse en actividad y, con el tiempo, crecer y apoyar la recuperación”.
Finalmente, se menciona al cambio climático como una fuente importante de riesgos para la economía mundial a los que no se presta la atención debida. En ese sentido sugiere instrumentar políticas de respuesta en caso de que estas crisis tengan lugar y reformas a largo plazo bien diseñadas que alienten el flujo de capital hacia empresas e industrias más ecológicas.
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