Fotografía: Mathieu Stern / Unsplash
El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del país se reducirá durante 2022; la tasa de la política monetaria para el cierre del año superará las expectativas y los pronósticos que se tienen hasta ahora; el periodo concluirá con una reducción en la creación de empleos formales y la inflación se mantendrá al alza. Lo anterior se desprende de los resultados de la encuesta mensual de expectativas económicas del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas.
La estimación que en enero tenían los integrantes de la asociación civil sin fines de lucro en torno al crecimiento del PIB para 2022 era de 2.7%. Un mes más tarde esa cifra se ha reducido y el consenso la sitúa ahora en 2.0%. Como matiz, el pronóstico más optimista es de 3.4%, mientras que el más negativo desciende a 1.1%. En ambos casos se trata de escenarios poco probables.
En contraste con lo proyectado por un grupo de analistas consultados por el Banco de México, quienes pronosticaron que el crecimiento del PIB en 2022 será de 2.2%, los resultados de la encuesta del IMEF se mantienen ligeramente debajo de esa línea, pero en términos generales coinciden en el hecho de que habrá una reducción signifitiva.
En lo referente a la estimación de la tasa de la política monetaria, la cual ayer sufrió un incremento de 50 puntos base para situarse en 6.0%, el IMEF considera que en lugar del 6.5% proyectado en enero, será de 6.75% para el cierre del 2022. Un escenario no tan trágico pero que revela que no será sencillo contener la inflación.
Y es que después del anuncio hecho por el INEGI de que la tasa de inflación anual correspondiente a enero fue de 7.07%, y que la inflación general y la subyacente han superado el límite superior de 4.0% establecido por Banxico en marzo de 2021, ahora el prónostico del banco central es de 4.3%. La encuesta del IMEF considera que será un poco mayor: 4.4%.
Finalmente, los miembros de la asociación han contemplado que la creación de empleos formales con registro en el IMSS no será al final del año de 450,000, como lo pronosticaron en enero, sino de 442,500, una reducción no tan dramática, pero que se suma a la lista de activos pesimistas que en este momento registran la economía y las finanzas del país.
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