Fotografía: Maurizio Pesce / CC BY 2.0
Un refrán popular asegura: “Genio y figura se es hasta la sepultura”. Para bien y para mal, es lo que Elon Musk, el magnate de origen sudafricano que es dueño de las empresas Tesla y SpaceX, ha hecho hasta ahora con su vida. El empresario está nuevamente en los titulares de los medios de comunicación, esta vez por haber adquirido una participación de 9.2% de las acciones de Twitter.
Apenas conocerse la noticia en torno a la plataforma en la que Musk cuenta con más de 80 millones de seguidores, las acciones de la compañía se dispararon al punto que al final del día registraron un incremento monumental de 27.12%, el cual sirvió para impulsar a los tres principales indicadores bursátiles de Estados Unidos que concluyeron la jornada con ganancias significativas.
La adquisición ha convertido a Musk en el accionista mayoritario de Twitter, por delante de la empresa de fondos de inversión Vanguard cuya participación es 8.8% y de Morgan Stanley que posee 8.4%. Un dato revelador es que Jack Dorsey, el otrora CEO de Twitter, en su momento sólo llegó a contar con 2.3% de las acciones de la compañía que él mismo fundó.
La cifra que Musk pagó por convertirse en accionista de Twitter fue de alrededor de 2,890 millones de dólares, eso si se considera el precio al que cerraron las acciones de la compañía el pasado viernes, pero después de que se hiciese pública la noticia de su compra y el precio de los títulos de la empresa se disparase más de 27%, su valor ascendió a cerca de 3,700 millones de dólares la tarde del lunes. La fortuna de Musk está calculada en aproximadamente 270,000 millones de dólares.
A pesar de ser un usuario irredento de Twitter, de manera paradójica Musk ha sido muy crítico con la compañía a la que criticado abiertamente por limitar la libertad de expresión. Sin más, el pasado 25 de marzo publicó una encuesta en la plataforma en la que realizó la siguiente pregunta: “La libertad de expresión es esencial para el funcionamiento de la democracia, ¿crees que Twitter se adhiere rigurosamente a ese principio?”
De los alrededor de dos millones de usuarios que partiparon en la encuesta, más del 70% respondió que no. A lo anterior siguió otra pregunta el día siguiente: “Dado que Twitter sirve como una plaza pública de facto, no adherirse a principios fundamentales socava la democracia ¿Qué habría que hacer? ¿Se necesita una nueva plataforma?”
Curiosamente, una de las primeras respuestas que recibió fue: “Compra Twitter”. Por supuesto, la compra hecha por Musk no se realizó el fin de semana, sino que al menos en lo práctico llevaba un mes cocinándose y quién sabe cuánto más en la cabeza del magnate que de esa retorcida manera dejó entrever lo que se venía.
Queda claro pues que desde antes de que se hiciese pública la noticia, Musk ya estaba disfrutando de su juguete nuevo, o al menos de la circunstancia de saberse el accionista mayoritario. Y ahora que la noticia ya se conoce en todo el mundo ya volvió a las andadas y a lo suyo que es crear polémica.
Poco antes de las 21:00 horas (tiempo de la Costa Este de los Estados Unidos) del lunes 4 de marzo, Musk publicó una nueva encuesta en su cuenta de Twitter con una pregunta muy simple que, sin embargo, va a dar mucho de qué hablar conforme pasen las horas: “¿Quieren un botón para editar?”
Lo dicho: genio y figura.
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