Innumerables emociones, buen tenis y un ambiente digno de un partido de Grand Slam fueron parte de la victoria del tenista español, Rafael Nadal, que dio un pase importante en la búsqueda para su título 14 en Roland Garros tras eliminar en una batalla dramática al canadiense Félix Auger-Aliassime.
Una cita imborrable para la historia del tenis que fue protagonizada por el mallorquin y el canadiense, se convirtió en uno de los partidos más trabajados y forzados para Nadal en toda su carrera. Tuvieron que pasar cuatro horas y veinte minutos de juego para que el rey de la arcilla se adueñara del pasaporte a cuartos de final por décima sexta vez. Al final, el balear lo ganó por 3-6, 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3.
En cuartos de final se enfrentará a su máximo rival y número uno del mundo, Novak Djokovic, en el que será el capítulo 59 de una rivalidad legendaria que, de momento, se decanta del lado del serbio por 30-28. París escribirá una nueva historia.
Además de brindar un tenis soberbio, el oriundo de Mallorca consiguió ampliar su marca 5-0 cuando se va a un quinto set en superficie de polvo de ladrillo, dos en Roma y dos en Roland Garros.
A Nadal le tocó trabajar el partido, porque desde muy pronto se le puso en contra. Por undécima vez en los 112 duelos que registra en la capital francesa tuvo que tratar de darle vuelta a un encuentro que empezó perdiendo en el primer set. Y por novena vez, lo consiguió.
Un inicio amargo para el español, y es que además de sumar errores no forzados, no estuvo fino en las oportunidades de quiere, registrando 0 de 5, el peor porcentaje que tiene en rompimientos de toda la temporada. Todo lo contrario de Auger-Aliassime, que aprovechó para colocarse 5-1 en el marcador. Aún y con los esfuerzos de Nadal, el canadiense tuvo la fortaleza para cerrar el set y llevarse la manga por 6-3.
A pesar del resultado, las sensaciones en la pista no dictaban tanta distancia. Y el tiempo le dio la razón: Nadal subió de nivel, aprovechó el exceso de confianza de la raqueta TOP TEN y se quedó con el segundo set con dos servicios de ventaja, algo que sin duda enderezó el mal comienzo del número 5 del mundo en el partido.
Auger-Aliassime no había dicho su última palabra aún y obligó a jugar un set más en un partido que entrenó en el terreno de la épica. Y en ese contexto y en la Philippe-Chatrier como escenario, el español se siente especialmente cómodo. En la manga definitiva, un quiebre en el octavo juego dictó sentencia.
De esta manera, Nadal firmó su presencia No. 46 en cuartos de final de un Grand Slam, lo que lo convierte en el jugador que menos veces ha necesitado llegar tan lejos en el torneo para acabar levantando el trofeo de campeón (21/45).
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