Tiene algo de cierto, la severa opinión que malmira las efemérides como datos irrelevantes, incluso como un recurso facilón cuyo esfuerzo reside en echar un vistazo al calendario y obtener una gran historia de algún gran hombre.
Pero son dos las razones que obligan desde el imperativo categórico a escribir sobre ellas; primero la importancia de conocer y mantener frescas las proezas en las que descansa todo el desarrollo actual. Segundo, ¿Cómo desperdiciar el pretexto de traer a la memoria, y a estas líneas a un personaje histórico que puede despertar un abanico de emociones incluida el asombro cuando se desconoce la anécdota?
Te puede interesar: Arte, política y contracultura en el Chopo
Hace unos días se cumplieron 50 años del fallecimiento del Maestro ruso Igor Stravisnky, uno de los astros más brillantes de la música y pieza nodal en la evolución artística que mereció un gran número de homenajes en estas fechas. Su obra vasta y camaleónica fue coronada con “La consagración de la primavera”, una de sus composiciones que además de protagonizar el mayor escándalo en la historia de los estrenos, traspasa las fronteras de la música para convertirse hasta nuestros días en una de las obras más importantes de la humanidad.
Pero un día como hoy, 9 de abril se apilan los eventos, altas y bajas de personalidades que construyeron el universo cultural del que hoy gozamos. Tan solo en este ámbito muere en 1492, el escritor y mecenas de las artes Lorenzo de Médici, príncipe de Florencia, banquero, poeta y filósofo renacentista, perteneciente a los Médici Cagaggiolo.
En 1553 muere el genial escritor de la sátira Francois Rabelais, quien escribió una de las novelas clásicas más suculentas en su haber “Gargantua y Pantagruel”. Una obra adelantada a su tiempo, imaginativa, soez y un sonoro sarcasmo que incomodó las bellas costumbres de la literatura hasta entonces.
El mismo día pero de 1821 nace Charles Baudelaire, un poeta crítico de las imposiciones morales de la burguesía francesa de finales de su siglo. El denominado poeta maldito, encarnó la praxis de sus ideas llevando una vida de excesos en una búsqueda por la congruencia, flaqueada por una retórica vibrante en su obra más conocida “Las flores del mal” libro que le valió la censura y la multa del gobierno francés “por atentar contra la moral pública”.
Mientras en 1830 nace Eadweard J. Muybridge, un extraordinario fotógrafo e investigador, quien protagonizó una de las anécdotas que trascendió el medio de la imagen. En un intento de probar que las cuatro patas de los caballos quedan instantáneamente en el aire mientras galopan, (a partir de una apuesta como empiezan muchas de las grandes historias) experimentó con las tomas fotográficas dispuestas en serie para demostrar que era cierto y así comenzaron los experimentos que más tarde se convirtieron en las bases de la cinematografía.
