Una premisa que prometía horror nítido y escalofriante, y pese a poseer ideas interesantes, todo se va diluyendo poco a poco, incluso hay humor involuntario, este es el estigma al que se presenta ‘Inmaculada’
Cecilia, una mujer de fe devota, viaja hasta Italia para consagrarse y recibir sus votos, una vez ahí y después de la ceremonia, la monja comienza a percatarse de personajes extraños y situaciones aún más perturbadoras, ella termina inmiscuyéndose en una de ellas.
Grosso modo este es el telón que nos depara esta cinta que tiene más de una similitud con la recién estrenada ‘La Primera Profecía’, en la que la protagonista también es una monja y también hay secretos que la iglesia esconde con fines muy similares.
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Destaca la participación de Sydney Sweeney, quien ha demostrado versatilidad en cine y televisión, en esta ocasión también funge como productora, y aunque se esfuerza por dar lo mejor de sí en la piel de una monja, los clichés la persiguen, así como un guion soso y previsible, el cual quiere reivindicarse en los últimos momentos cayendo en el Nunsploitation, que tuviera su apogeo en la década de los 70; en esta ocasión se quiere hacer uso de escenas impactantes, que más bien caen en lo grotesco y en lo risible.
Álvaro Morte, a quienes muchos conocen como El profesor en ‘La casa de papel’, encarna a un sacerdote cuyo papel pone sobre la mesa el tema más interesante de la cinta, el cual no revelaré, pero le falta más impacto y profundidad para poder haber sido una cinta más interesante.
