El fin de semana se volvieron virales cientos de imágenes de un Palacio Nacional amurallado pues se avecinaba el 8 de marzo y la muy anunciada marcha feminista. Desde las altas esferas gubernamentales se dio una explicación bastante sosa sobre el porqué habían colocado tan aberrante mecanismo de disuasión. La respuesta fue burda: es para proteger a las mujeres. Por supuesto que a muy pocos convenció el discurso vacío que no decía absolutamente nada. Y en muchos casos hasta resultó repulsivo y burlesco que, ante la desesperación y el reclamo justo y necesario, el presidente optara por minimizar el acontecimiento y, como es su costumbre, decidiera encasillar a la protesta como meros alborotadores conservadores al servicio de intereses ajenos.
Y es que ante la incesante negativa del López Obrador de romper el pacto de impunidad y quitarle el claro apoyo a Felix Salgado Macedonio a la gobernatura de Guerrero, la única respuesta es el grito perpetuo y la manifestación constante. Muy a pesar del presidente quien, con otros ojos, como con otros datos, finge que no pasa nada ante una realidad que diariamente lo desmiente.
Como en casi todas las veces, el presidente desvió el tema y como si fuera gracia, mencionó que sí rompió el pacto, el Pacto Por México, el pacto de corrupción, otros pactos que para él son más necesarios e importantes que el pacto real del reclamo. Para el presidente no hay nada más que lo que él piensa y opina, y todo reclamo es intento de provocación o guerra sucia contra su gobierno, específicamente contra él.
El gobierno más feminista de la historia se niega rotundamente a escuchar a las mujeres. El gobierno más feminista de la historia minimiza la marcha feminista. El gobierno más feminista de la historia engaña con su lucha a favor de las mujeres. El gobierno más feminista de la historia simplemente no existe para ellas.
El descaro es absoluto: poner vallas para que no rayen un inmueble. Lo que no contó este gobierno fue la respuesta inteligente de quienes están cansadas de discursos y cero acciones. Durante un día entero esa valla de la vergüenza se convirtió en un monumento a la impunidad y un recordatorio de las miles de víctimas invisibilizadas por tantos años. Esas vallas de la vergüenza serán la imagen que marcará claramente a este gobierno, pues ni en los peores años del PRI o del PAN se vivió un escenario tan lamentable como el que estamos viviendo.
López Obrador ha mencionado que quiere pasar a la historia como uno de los mejores presidentes de México. Probablemente pasará como el que se negó a escuchar los reclamos de las mujeres, el que se negó a atenderlas, quien se puso del lado de Felix Salgado y negó las múltiples acusaciones. Probablemente este 8 de marzo sea el legado real de un presidente que está más enfocado en su paso por la historia que en gobernar y resolver los problemas reales del país. Sí, López Obrador marcará su propia historia el día internacional de la mujer.
