Aunque se asegura que la placentofagia tiene beneficios como prevenir la depresión y el sangrado posparto, mejorar el estado de ánimo, la energía, el suministro de leche y aportar micronutrientes importantes como el hierro, hasta hoy no existe evidencia científica.
El tema de comer placenta después de un parto, ha resurgido en estos últimos días después de que el artista Camilo, esposo de Evaluna Montaner, diera a conocer que ella lo hizo después del nacimiento de Índigo compartiendo que es bueno para la salud, al igual que otras famosas como Jennifer López, Kim Kardashian y Anahí. ¿Pero realmente esta práctica es benéfica?
De acuerdo con la Clínica Mayo de Estados Unidos, comer placenta tras dar a luz es perjudicial para la madre pero también para el bebé, órgano intrincado que nutre al feto mediante el intercambio de nutrientes, oxígeno y la filtración de desechos a través del cordón umbilical.
Según expertos, la placenta contiene bacterias y virus infecciosos, los cuales no desaparecen del todo al ser preparadas en cápsulas o cuando es ingerida cruda, cocida, en batidos o extractos líquidos.
De hecho, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), advirtieron el riesgo que conlleva consumir cápsulas de placenta por un caso reciente de estreptococo del grupo B en un recién nacido, pues posterior a ingerirlas, una madre amamantó a su bebé y el pequeño contrajo la enfermedad.
Aunque se asegura que la placentofagia puede tener beneficios como prevenir la depresión y el sangrado posparto, mejorar el estado de ánimo, la energía, el suministro de leche y aportar micronutrientes importantes como el hierro, hasta hoy no existe evidencia científica de dichas ventajas.
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DH
