En México como en otras partes del mundo es muy común el consumo de la planta del chile para «darle sabor» a los platillos típicos de cada región. Pero ¿Te has preguntado por que nos enchilamos?
De acuerdo con información de la Secretaría de Cultura de México, el chile secreta una sustancia llamada capsaicina, la cual es liberada como un método de defensa ante sus depredadores y es la que genera que sintamos la sensación de ardor o picor a la hora consumirla.
El nombre original proviene del vocablo Náhuatl Chilli. En otros lugares del mundo se le conoce como ají, pimiento, guindilla, El chile es considerado un fruto, se produce en los arbustos; contiene semillas, puede ser muy pequeño y se usa como condimento.
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A pesar de ser picoso, el chile también aparta grandes beneficios al consumirlo, de acuerdo con datos oficiales:
-Es un antinflamatorio y sirve para la buena circulación sanguínea, previniendo la formación de coágulos y el endurecimiento de arterias.
-Es un antioxidante por lo que retarda el evejecimiento.
-Contiene mayor cantidad de vitamina C que los cítricos.
Los chiles son ricos en potasio, hierro y magnesio.
¿Qué ocurre cuando lo comemos?
Al momento de llevarnos el pimiento a la boca, las moléculas de capsaicina y sus análogos se unen a un conjuntos de macro-moléculas conocidas como Receptores de Potencial Transitorio (RPT). Los RPT, son canales iónicos selectivos, otros iones se encuentran en el sistema nervioso central y en sistema nervioso periférico y están involucrados entre muchas otras funciones en la transmisión y modulación del dolor.
México posee una amplia variedad de producción de chiles, los cuales oscilan entre 50 tipos diferentes, siendo los más utilizados el jalapeño, serrano, guajillo, chipotle , chile de árbol, pasilla y habanero.
DCR
