Sorpréndete por la belleza de este destino religioso, camina por su bosque de maple y degusta el café que aquí se produce.
Se dice que la imagen de la Virgen de Talpa fue modelada por indios tarascos de Michoacán
La Semana Santa es un período de fe, esperanza y reflexión, pero también de convivencia en familia, por ello los santuarios de Jalisco son perfectos para vivir esta experiencia al máximo. Uno en especial, es el de la Virgen de Talpa, una de las imágenes que año con año congrega a millones de fieles y visitantes.
Aunque durante los días Santos, muchas personas buscan conocer destinos donde se realizan representaciones de la muerte de Jesucristo, las tierras jaliscienses ofrecen eso y mucho más.
A unos 190 kilómetros de la capital tapatía, al oeste del estado se encuentra la llamada «La Perla Escondida». Se trata del municipio de Talpa de Allende, donde se ubica el santuario de la «Virgen Ranchera» o «chaparrita preciosa», el cual es visitado anualmente por más de dos millones de personas en lo que se conoce como la «Ruta del Peregrino».
A través de esta extraordinaria travesía, los peregrinos y visitantes, especialmente los amantes de la naturaleza recorren a pie las montañas de la Sierra Madre Occidental, pasando por hermosos pueblos como Ameca, Mixtlán, Atenguillo, Cuautla, Ayutla, Guachinango, San Sebastián del Oeste y Mascota, finalizando en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Talpa de Allende.
A su llegada a Talpa, todos se congregan para ver a la famosa virgen y elevar sus oraciones. Entre las principales peticiones que los visitantes hacen a la Virgen de Talpa están los relacionados con la salud (enfermedades y accidentes), la familia, la escuela, adicciones, relaciones sentimentales, y en especial el empleo.
Es durante la Semana Santa que llegan a este Pueblo Mágico la mayor cantidad de peregrinos y visitantes de todo el año.
La relevancia de esta imagen santa se ha forjado por siglos. Fue en 1585, cuando la Virgen del Rosario llegó a este poblado y al igual que sus similares de Zapopan y San Juan de los Lagos, la figura está hecha de caña de maíz, producto de las talentosas manos de los artesanos del Lago de Pátzcuaro en Michoacán.
Al pasar de los siglos, la imagen ganó enorme popularidad y devoción entre las comunidades de la región. Por eso, a casi 440 años de su llegada a Talpa de Allende, se celebran cuatro fiestas al año en honor de la «Virgen Ranchera». La primera se realiza el 12 de mayo, cuando se conmemora el aniversario de su coronación que ocurrió hace poco más de 100 años, en 1923.
Para el 10 de septiembre, la Señora de Talpa es llevada en procesión por las calles del pueblo para celebrar el baño y cambio de vestido de la imagen. Unos días después, el 19 de septiembre, los pobladores festejan la renovación del material que la compone. Semanas después, el 7 de octubre, se festeja la advocación de la virgen a Nuestra Señora del Rosario.
Pero no solo en estas fechas se puede constatar la fe de los fieles y viajeros que visitan el santuario. Durante todo el año, en especial Semana Santa, decenas de grupos y peregrinaciones provenientes de Colima, Michoacán, Nayarit, Sinaloa, Estados Unidos y el propio estado, abarrotan este Pueblo Mágico.
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