Este paraíso decae ante la amenaza del exceso de turismo, la deforestación y la mala gestión del suelo ante un plan de conservación tardío.
La laguna de Bacalar, lugar que se caracterizaba por sus siete tonalidades turquesa, agua dulce y sus 40 kilómetros de longitud, se ve actualmente afectada debido al exceso de visitantes y la falta de un plan de protección ambiental.
Este sitio, el cual se encuentra rodeado de manglares, ha llamado la atención a lo largo de los años por su característicos tonos turquesa, mismos que ante el exceso de turismo, y sin un plan de protección ambiental, han ido desapareciendo, impactando gravemente el cuidado y mantenimiento de este lugar.
Además, es importante considerar que en los últimos años ha experimentado el impacto de la deforestación, así como tormentas tropicales que traen consigo aguas fecales y la filtración de agroquímicos, los cuales ponen en riesgo la capacidad de regeneración de este lugar.
Como consecuencia de todas estas acciones, la laguna ha perdido sus tonalidades que la distinguían, dejando a su paso tonalidades cada vez más opacas y difíciles de admirar.
La coordinadora regional del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), Sara Cuervo, comenta que el crecimiento de la agroindustria ha deforestado la selva, contaminando el suelo y el acuífero con agrotóxicos, así como el aumento de los asentamientos urbanos con la construcción de hoteles de manera descontrolada que también juegan un rol importante.
Durante 2020, la temporada de huracanes fue la gota que derramo el vaso de este frágil ecosistema, ya que las lluvias encauzaron torrentes de agua que contenía fertilizantes y pesticidas de los cultivos que se extienden hasta Campeche. Además, el desborde del alcantarillado afloró las aguas fecales las cuales desembocaron en la laguna.
“Fue una descarga inusual que hizo que la Laguna de los Siete Colores se tornara en una laguna negra. No es frecuente este fenómeno, ha pasado en años anteriores y ella sola se ha recuperado, solo que entonces no existía la presión y contaminación que existe ahora”.
Bacalar, pese a ser un paisaje delicado, no cuenta con un programa de protección ambiental para su preservación y control de daños. Sin embargo, se ha tratado de convertir mediante una propuesta, en un Área Natural Protegida, misma que ha sido rechazada por agrupaciones civiles, empresariales y ejidos.
La investigadora en Ecología Bacteriana de la UNAM, Luisa Falcón, asegura que se necesita un plan de protección lo más pronto posible, especialmente desde que el Proyecto de Tren Maya del actual presidente del país anunciara un acceso más fácil para que alrededor de 3,000 turistas puedan acceder a la laguna.
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DDF
