Su vida es tan vasta que al hablar de él se rebasa el margen del arte para llegar a su vida privada y sus romances
Muchas fueron las mujeres que no sólo deseaban una aventura con Diego Rivera, sino formar una vida a su lado y aunque la mayoría de personas recuerda a Frida Kahlo como su esposa, la verdad es que contrajo nupcias cuatro veces y la última de ellas fue con Emma Hurtado: mecenas de la que poco se habla, pero fundamental para impulsar el éxito y proyectos de él.
Hurtado vivía enamorada del “Sapo Diego”, pero por respeto al matrimonio con Kahlo decidió callar, aunque él le proponía dejarla para casarse con ella, no fue sino hasta la muerte de la pintora en 1954 que decidieron unir sus vidas y celebraron su boda al año siguiente.
El sabor de esta narrativa lo disfruté de primera mano con Juan Hurtado, sobrino de la última cónyuge de Diego Rivera: arquitecto de profesión que decidió que el mundo debía conocer la importancia de su tía no sólo en la vida del pintor, sino en la del arte en general.
Fue así como en 2016 comenzó la recopilación de cartas, dibujos y dedicatorias que en definitiva son el rescate de la historia entre ambas figuras, mismo que depositó en el libro Mi vida con Diego. Emma Hurtado, viuda de Diego Rivera, que finalmente editó el INBAL en 2018.
“Ella dijo alguna vez ´nunca pensé que yo fuera la persona que Diego Rivera escogiera para compartir parte de su vida´ y eso dice en sus propias memorias, convirtió en maravilloso el matrimonio a la muerte de Frida Kahlo”, narró Juan.
Y es que todo comenzó entre ellos dos con la atracción de Diego por las culturas precolombinas: “Diego Rivera siempre soñó con un lugar en el cual pudiera albergar la inmensa cantidad de piezas prehispánicas que a lo largo de su vida había coleccionado, pero esa misma afición lo limitaba económicamente; gastaba todo su dinero en ellas”.
Emma propuso comprarle sus obras con las que ella nutriría una galería y de ésta manera él financiaría el costo del terreno y edificación del Anahuacalli, actual templo de las colecciones prehispánicas de Diego.
Cuando el muralista no tenía listas a tiempo las obras para obtener dinero y pagar a los albañiles, también acordaron venderle a Hurtado sus apuntes, los cuales ella hacía que firmara hoja por hoja hasta concluir todo el cuaderno.
Luego de casarse la pareja enfrentó el tratamiento en Moscú para curar el cáncer que padeció Diego; por salud, a su regreso a México vivieron en Acapulco, donde Emma compró los terrenos y construyó lo que hoy son las Villas Diego Rivera, en Caleta.
Este 8 de diciembre se cumplirán 134 años del natalicio del muralista, cuya vida es un poliedro que puede darse vuelta y en cada cara encontrar una historia nueva por contar. Su capítulo con Emma Hurtado es de los menos conocidos aún, pero también estuvo casado con Angelina Beloff, le siguió Guadalupe Marín, luego Frida Kahlo y por último la mujer de la que me ocupé en este artículo.
Personajes como él son inagotables e inmortales, ¡feliz cumpleaños Diego Rivera!
