Incidentes críticos se presentan diariamente en el país cuando nos enfrentamos a las elecciones más importantes, polémicas y grandes de la historia. Pues no es sólo la cámara de diputados y conservar o no la mayoría para el presidente, sino se juegan gubernaturas, alcaldías, municipios, congresos locales y más de 2 mil puestos que representan un aparato burocrático del que ningún partido quiere quedarse fuera.

Empecemos por lo más trágico. Las campañas y sus candidatos. Se ha mencionado varias veces en esta columna que desgraciadamente parecen no hacer propuestas serias para verter toda la frustración de millones de personas ante la falta de resultados del gobierno en turno. Impresentables como Feliz Salgado en voz de su hija, representa lo más podrido de la política que se niega a morir. Personajes caricaturescos que no son opción real y sólo buscan estar ahí cómo si la política fuera una aventura más para contar como anécdota.

Lo segundo. La violencia imperante en todo el país. Ahora se está haciendo más evidente pues las víctimas no son los ciudadanos de a pie, esos que generalmente sufren las indolencias de los gobiernos de todos los niveles. Se han prendido los focos rojos porque a todas luces, el crimen organizado está metido hasta el fondo, amenazan candidatos, secuestran y asesinan. Y ante el escenario frívolo y desalentador, continuamos las campañas como si nada pasara. En otras palabras, gane quien gane, el crimen es el que manda.

Lo tercero. Un presidente que ha anunciado que no respetará los resultados y se prepara para declarar fraude. Se sabe perdido y que su mayoría está en peligro, es por esto que un día sí y el otro también, se dedica a despotricar en contra de los organismos autónomos, protegiéndose de una derrota que le impida seguir gobernando tan ligero como lo ha venido haciendo.

Cuarto. Los escándalos de Saúl Huerta, acusado de violar a un menor de edad, y la línea 12, donde están metidos funcionarios de alto nivel del actual gobierno, parecen apostar por el olvido, pues ni ha habido resultados claros ni hay un solo detenido, mucho menos alguna renuncia; todo esto dentro de un sistema donde nunca hay culpables, sólo son errores y las consecuencias jamás llegan.

Finalmente. Un secretario de marina que declara que el enemigo es el poder judicial, está en casa y que prácticamente hay que eliminarlo. Véase por donde se vea, es una clara amenaza a los poderes que no están alineados con la 4T, preparando, esperemos que no, un escenario de control total de las instituciones para cedérselo o al presidente o al ejército, lo que sería todavía más trágico.

Sin lugar a dudas nos encontramos en un escenario poco favorable para la ciudadanía en general. Enfrascados en luchas por defender a un candidato o a un político, no nos damos cuenta del abismo en el que estamos, imposible de salir con las políticas implementadas desde hace varios sexenios. Aun así, nos ilusionamos con que ahora sí, estás elecciones, significarán el gran cambio prometido durante años.