Dejemos de lado las pasiones y rencores y veamos con ojos un poco más críticos qué pasó en las elecciones. La aplanadora que sigue siendo MORENA vio bien retribuidas las políticas sociales que han implementado durante los últimos tres años y el premio fueron 11 gobernaturas, varias de ellas arrebatadas al PRI quien simplemente no logra exorcizar esa imagen podrida que lo ha caracterizado en las últimas décadas, más específicamente, el último sexenio.
¿Por qué no es sorpresa? Porque la oposición no ha logrado capitalizar los errores nacionales que he tenido el presidente, y a pesar de una alianza monstruosa, no consiguieron “enamorar” a un electorado que, pese a quien le pese, sigue siendo fiel a MORENA, más específicamente, a López Obrador. El voto duro del presidente sigue ahí presente, y aunque varias personas se han declarado decepcionadas por la actual administración, lo cierto es que millones vuelven a caminar de la mano de Andrés Manuel, quien sigue siendo una figura fuerte.
MORENA pierde diputados, algo normal en el proceso pues a 3 años de iniciar el nuevo gobierno, mantener o incrementar ese número implicaría un trabajo excelso por parte del ejecutivo, algo que no ha pasado. MORENA consiguió 16 millones de votos, la mitad que hace 3 años, sin embargo, eso no significa necesariamente que se ha perdido el 50% de la fuerza entre el electorado; si consideramos que las elecciones intermedias carecen de importancia para una gran cantidad de electores, el resultado pinta medianamente bien para el presidente, aunque ahora deberá negociar con la oposición lo que anteriormente pasaba sin chistar.
¿Por qué no es sorpresa? Porque MORENA no es el presidente, porque los candidatos por sí solos demostraron que no pueden y que dependen al 100% de la figura de AMLO para poder jalar votos. No es casualidad que muchos buscaran colgarse de la imagen que los llevó al puesto hace tres años pues es claro que son opacos, con pocas ideas y, sobre todo, alejados de la ciudadanía.
La ciudad de México deja de ser bastión del PRD, hoy MORENA y pasan 11 alcaldías a ser gobernadas por la oposición. Algo nunca visto desde que la “izquierda” gobierna el otrora DF, desde 1997. Miguel Hidalgo ha ido y venido entre PAN y PRD. Que la perdieran no es referente pues es parte del juego del que ha sido parte esta alcaldía. La que sin lugar a duda fue uno de los grandes descalabros fue Cuauhtémoc, uno de los bastiones más fuertes con los que contaba la jefa de Gobierno. Tlalpan, Álvaro Obregón, Coyoacán, Azcapotzalco, Magdalena Contreras hoy se pintan de otro color al que estaban acostumbrados. Cuajimalpa y Benito Juárez eran de por sí terreno perdido, hoy se confirma que son las alcaldías donde MORENA nomás no tiene posibilidades.
¿Por qué no es sorpresa? La debacle en la ciudad de México se viene dando desde hace un par de años, las disputas internas, primero entre Sheinbaum y Monreal por la candidatura, y después entre sus bases, debilitaron al movimiento. El colapso de la línea 12, más todos los demás problemas que ha tenido el metro en los últimos meses, mermaron la confianza que se tenía en general hacia el gobierno. El manejo de la pandemia también fue factor para determinar el voto de castigo. Y finalmente, al ser la capital, todos los problemas se ven reflejados aquí, pues tienen eco suficiente para capitalizar los errores federales y locales en votaciones que no le favorecieron al partido en turno.
Finalmente, ambos lados, la oposición y el gobierno, se declararon ganadores del proceso, declaraciones sin propuestas y sin sorpresas, pues decir lo contrario sólo demostraría que el camino no es el correcto y sus aspiraciones para el 2024 podrían nacen muertas.
