El 13 de Septiembre pasado, el C5 de la CDMX recibió una denuncia anónima en la cual se dijo que un supuesto traficante de armas, señalado como «Neri», planeaba atentar contra la Jefa de Gobierno de la CDMX y que, una vez consumado el hecho, intentaría comunicarse con un famoso programa de radio con el objetivo de «ganar notoriedad». Las autoridades actuaron rápidamente y ubicaron al sujeto en cuestión. Se observó que la situación no representaba ningún riesgo mayor. ¿Es un caso cerrado?
No solamente son los terroristas, los criminales o los cárteles de la droga, aquellos que pueden poner en peligro la vida de altos funcionarios. Los individuos mentalmente desequilibrados, pero con la capacidad suficiente de planear y ejecutar acciones ofensivas, son un serio peligro para los ejecutivos. Esto lo aprendió, muy a su pesar, el Servicio Secreto de los Estados Unidos cuando John Hinckley hirió de gravedad al entonces Presidente Ronald Reagan, en un desafortunado intento de llamar la atención de la actriz Jodie Foster, objeto de la obsesión de Hinckley.
En busca de soluciones, el Servicio Secreto de los Estados Unidos, en 1997, publicó un estudio llamado «Exceptional Case Study Project», de Fein y Vossekuil, en donde se analiza el comportamiento de las personas que atacaron a los protegidos del Servicio Secreto a lo largo de su historia. En el estudio se definen ciertas características que pueden ser útiles para prevenir este tipo se agresiones.
El caso en torno a la amenaza contra la Jefa de Gobierno parece estar cerrado. Sin embargo, el comportamiento del sujeto que realizó la denuncia llama la atención, pues en la forma de pensar y en las acciones que éste le atribuyó a «Neri» son reconocibles cuatro características presentadas en el documento del Servicio Secreto como posibles señales de peligro:
- El interés inapropiado en la mandataria capitalina
- Inclinación y preferencia de la persona por las armas
- El deseo de la persona de llegar a la «fama» mediante un magnicidio
- La persona comunica a alguien más su intención de cometer un acto de esta naturaleza.
Tomando esto en cuenta, es de suma importancia mantener ubicado al denunciante, quien debería pasar el proceso de evacuación, señalado en el documento de Fein y Vossekuil, con el objetivo de determinar si representa un peligro para la Jefa de Gobierno o para alguna otra figura pública. De acuerdo con la OMS, la actual pandemia tiene efectos negativos en la salud mental de la población, por lo que es probable el aumento de este tipo de intimidaciones en todo el mundo.
Esto representa una razón más para enfatizar la necesidad de la creación de una nueva institución especializada en la protección de altos ejecutivos, de carácter civil, por parte del Centro Nacional de Inteligencia, la cual, y tomando como base valores como la prevención y la discreción, sepa cómo atender oportunamente estos y otros tantos peligros que van en aumento en una sociedad moderna cada vez más agitada.
