Covid-19 paralizó la movilidad humana y con ello puso en jaque al mundo y a América Latina. El comercio, el turismo y las inversiones fueron algunas de las actividades que llevaron a la región a registrar una de las crisis más graves de la historia (la caída de 7.4% del PIB en 2020 fue la más grande en un solo año para la región desde 1821).
Bajo este contexto, una pregunta oportuna (o dos) se vuelve indispensable: ¿cuándo regresará el crecimiento y qué riesgos y oportunidades se presentan en la nueva era pos pandemia?
El crecimiento estimado para América Latina en 2021 está por arriba del 4%, y se prevé que en los siguientes años el crecimiento regresará a la tendencia de 2.5% al año. “Esta recuperación supone que los países siguen abriendo sus economías, que las campañas de vacunación se desarrollen sin demoras, y que las economías avanzadas logren una inmunidad generalizada ante el virus en el segundo trimestre de 2021”, se menciona en un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que lleva por nombre Oportunidades para un mayor crecimiento sostenible tras la pandemia.
Este mismo informe señala que en las economías dependientes del turismo, como Costa Rica o República Dominicana, la deuda aumentó del 63% del PIB en 2019 al 80% del PIB en 2020, “y en un escenario central podría aumentar hasta el 87% del PIB hacia 2023”.
Por supuesto nada está escrito sobre piedra y las estimaciones de crecimiento para este año pueden ser menores si no se logra frenar la pandemia, ya sea porque no se tengan las vacunas suficientes o porque el mismo virus mute.
Más allá de los escenarios económicos que se prevén, se observan oportunidades para las empresas de la región. Una de ellas tiene que ver con su participación en las cadenas globales de valor (CGVs), que les da la oportunidad de integrarse al comercio mundial y diversificar sus ingresos, lo que viene a ser una ‘coraza’ en tiempos de crisis como los actuales.
Hoy en día, de acuerdo con el estudio del BID, “la participación de la región en las CGVs sigue siendo baja (18%) en comparación con Asia (28%) y Europa (34%). En particular, América Latina y el Caribe ha quedado rezagada en relación con otras regiones en materia de cadenas de suministro intrarregionales, representando sólo el 24% de la participación total en las CGV, comparado con el 56% en Asia y el 74% en Europa”.
Otra oportunidad se encuentra en la detonación del sector infraestructura, que impacta de manera directa en 37 ramas industriales, como las del acero, madera, plástico, eléctrica, cemento, entre muchas otras.
El tema es que “los países de América Latina y el Caribe no están invirtiendo lo suficiente en infraestructura. Los países deberían invertir entre un 2 y 3% del PIB más cada año en infraestructura. El logro de ese objetivo requiere de financiamiento privado y público”.
Un dato relevante al respecto: la implementación de planes de infraestructura sostenible podría añadir 1.1 puntos porcentuales al crecimiento económico global cada año y cerca de 1.3 puntos porcentuales de crecimiento incremental en el caso de los países en desarrollo, de acuerdo con Oportunidades para un mayor crecimiento sostenible tras la pandemia.
Una oportunidad más para Latinoamérica es justo la integración comercial, cultural y tecnológica de los países de la región, un aspecto que se observa lejano, pero que es cada vez más necesario ante la urgencia de crear estrategias colaborativas en beneficio de la economía, el conocimiento y la paz social. Y se observa lejano porque incluso en temas de integración económica falta mucho por avanzar. Solo algunos casos como la Alianza del Pacífico, que integra a México, Colombia, Chile y Perú, y con sus áreas de oportunidad, podrían ser buenos ejemplos.
