Para la mayoría desconocido, para algunos un héroe por dar a conocer a figuras como Arnold Schwarzenegger (Terminator) o Lou Ferrigno (Hulk), pero para una marginada minoría un villano.
Joe Weider fue uno de los pioneros en el mundo del fisicoculturismo con la publicación de su revista especializada “Your physique” y se convirtió en el más prolífico magnate de la industria al fundar la Federación Internacional de Fisicoculturismo (IFBB por sus siglas en inglés).
La todopoderosa IFBB es actualmente la organizadora de la competencia más prestigiosa del mundillo en cuestión: Mr. Olympia.
Si bien, es un hecho que buen número de seguidores y sobre todo competidores actualmente es abiertamente gay, el tema siguió siendo un tabú hasta el final de sus días para nuestro miembro honorario de la “Gente Mal”: Joe Weider.
Corrían los finales de la década de 1970 cuando un joven Robert Clark Paris se convertía en figura amateur a la temprana edad de 19 años. Una promesa del body building que arrasaba en los entarimados a los que subía. Sin embargo, en 1979 recibiría uno de los más fuertes golpes que la vida le propinaría: tras pasar una temporada compitiendo en Florida y regresar a su natal ciudad de Columbus, fue echado de casa por su propio padre.
A estas alturas de la lectura ya podemos imaginar la razón por la que este hecho ocurrió, pero esto nunca ha sido confirmado por Bob Paris ni por su familia.
Tras este infortunio se mudó a Santa Mónica, California, la Meca del culturismo, en donde continuó con su prometedora carrera sin saber que la oleada de discriminación apenas estaba por comenzar.
1984 sería uno de sus mejores años: obtiene el 7º lugar en el entarimado de Mr. Olympia (nada despreciable para un novato) y conoce a Rod Jackson, quien se convertiría en su pareja.
En julio de 1989, en una entrevista para la revista Iron man, se declara abiertamente gay y ese mismo año Bob Paris y Rod Jackson deciden casarse.
“La razón por la que decidimos dar este paso es para luchar contra tanto odio y prejuicio… nunca he tenido una persona que me de tanto amor…” declaraba Bob Paris.
Tras esta revelación, el negocio de Bob se fue a pique y le fueron cerradas muchas puertas en una muy redituable industria pues la furia de Joe Weider había sido desatada.
Después de un año de ausencia, en 1991 Bob Paris vuelve a Mr. Olympia en donde es relegado a una 12ª posición. El mensaje era más que claro: un gay no será Mr. Olympia jamás. Bob Paris no volvería a competir.
La homofobia de Joe Weider tiraba al olvido lo que pudo ser uno de los mayores legados en la industria: catalogado por muchos como “poseedor de proporciones áureas y una simetría apolínea”. Simplemente el mejor físico de la historia.
Sin embargo a Joe se le olvidaba que un alto porcentaje de los seguidores de sus competencias y de la industria del fisicoculturismo en general es gay. Nuestro amigo estaba negado a reconocer que a quienes discriminaba, aficionados y competidores, son los mismos que lo convirtieron en quien fue.
En un deporte en el que la testosterona es (literalmente) el pilar sobre el que se construyen los resultados, un joven atormentado por el rechazo de su propio padre y la discriminación de la élite, se convirtió en un ícono para muchos al tener el coraje de ser el primer fisicoculturista en mostrarse al mundo tal como es y desafiar al monstruo más grande de la industria: Joe Weider.
