He recibido comentarios de varios lectores sobre los dos textos anteriores; agradezco la lectura de los antedichos y la oportunidad de dialogar sin calificar o descalificar. Sobre el asunto en cuestión, hay quienes insisten en que el problema más importante radica en la corrupción del aparato judicial, o que la solución estriba en impulsar una revolución cultural.
Asimismo, quien sostiene que los abrazos no detendrán los balazos y la tragedia de las madres en busca de sus familiares desaparecidos, así como quien, siendo maestro, se esforzará en impulsar entre sus alumnos la cultural de la legalidad.
Proponer, invitar e incentivar a que todo mundo, observe, respete y acate de forma estricta la ley, así como impulsar la intervención de la sociedad organizada para que la administración de justicia sea transparente, pronta y expedita, puede ser considerado como algo descabellado, un disparate, o algo inalcanzable en una sociedad como la nuestra.
Pero no, antes al contrario, promover la observancia y la aplicación de la ley requiere de una campaña nacional quizá de mayor vigor y alcance que la que aparentemente se lleva a cabo contra la corrupción y tiene igual o más trascendencia que la lucha contra la desigualdad y la pobreza, porque -como estas últimas- también está íntimamente ligada al funcionamiento, preservación y consolidación de nuestra democracia.
¿Cómo podemos hablar de democracia en un país como el nuestro, en donde la justicia funciona de manera distorsionada, selectiva y preferente, soslayando u omitiendo el cumplimiento de garantizar la igualdad y la integridad física de todos sus habitantes, y contribuyendo de esa forma a la vigencia de un orden arbitrario y con altos niveles de impunidad?
En nuestras manos radica parte de la solución, porque la democracia no concluye ni consiste sólo en acudir a votar, sino también y sobre todo requiere de la intervención ciudadana de forma individual u organizada, para exigir transparencia y rendición de cuentas en este y en otros temas e impulsar la vigencia del Estado de Derecho.
La Cámara de Diputados recién realizó en San Lázaro (miércoles 11 julio), sesión de Jurado de Procedencia, para desaforar a un diputado acusado de pederastia y a otro adicto a la acumulación de inmuebles. Sin embargo, para realizar este evento se llevaron cuatro meses, lo que permitió o contribuyó a que los imputados desaparecieran, es decir, se fugaran, permitiendo el máximo nivel del cinismo y de la impunidad.
La mayoría de las diputadas y diputados votaron a favor del desafuero de los presuntos delincuentes. Sin embargo, lectora, lector, hubo quienes votaron en contra o se abstuvieron o no asistieron a la sesión, pese a que podían participar de forma virtual desde la comodidad de su casa, de su despacho o desde su recámara, y votar a través de un celular que les proporcionó la Cámara.
Sabe usted, lectora, lector, que posición asumió ante este asunto su diputada o diputado? Sabe si asistió a la sesión o no le importó cumplir con su trabajo, que por cierto está muy bien pagado?
Le propongo dedicar unos minutos a incrementar su compromiso y ética ciudadana y a darle un empujoncito al Estado de Derecho o por lo menos satisfacer su curiosidad: desde su celular o en la compu, acuda al portal de la Cámara de Diputados y en la parte izquierda de su pantalla aparecerá el vínculo Historial de Votaciones. Proceda a activarlo y aparecerá Tercer Año Segundo Período Extraordinario Agosto 2021.
Luego, si no cuenta con su número de celular, búsquelo en las redes y pregunte las causas por las cuales votó en contra del desafuero, o se abstuvo o se ausentó. Yo ya hice mi tarea. La Diputada del distrito donde radico, votó a favor del desafuero y me congratulo.