AMLO, ante un contexto nacional desolador, donde impera pobreza, marginación, inseguridad, violencia, falta de oportunidades laborales y educativas, con una economía estancada, de imagen diplomática devaluada, con un sistema de salud colapsado, se contabilizan más de 5 millones de casos y 317 mil muertos por Covid-19, por desgracia la cuenta sigue; un país feminicida, que registra 11 mujeres asesinadas diariamente, un agro que sobrevive con respirador artificial, donde niñ@s con cáncer siguen sin recibir sus medicamentos por el desabasto, con crímenes de periodistas, adicciones y suicidios a la alza, con actos de corrupción e impunidad. De tintes populistas, que pretenden apagar a toda costa la libertad de expresión y la autonomía democrática del INE, donde hasta el conflicto armado en Ucrania nos pega fuertemente, el presidente al puro estilo de un mesianismo político dijo que no se reelegira, al terminar su mandato se retirará de la vida pública, que vivirá con su pensión del ISSSTE, pero si la Patria lo requiere regresa sin chistar, ya que la 4T será un cambio de la vida pública del país, sin violencia. Esto no abona en nada.
Dijo: “Va a ser la Cuarta Transformación del país, como lo fue la Independencia, como lo fue la Reforma, como lo fue la Revolución, así se va a consumar la Cuarta Transformación de la vida pública del país; sin violencia, de manera pacífica, pero con la misma profundidad con que se llevó a cabo la Independencia y sus logros, la Reforma y la Revolución”.
Los mesiánicos aderezan sus discursos con tonos populistas, en contra de la élite romana (los privilegiados y poderosos), castigan con sus palabras a los conservadores, neoliberales; sus discursos llevan parábolas, lenguaje sencillo, accesible, cotidiano, la salvación.
Hablan de demonios, sus seguidores son limpios y puros, si alguno cae en la corrupción es porque le tendieron una trampa los conservadores.
Según expertos, las burlas, los memes, las notas editoriales contrarias son el veneno, el látigo, enemigos del pueblo. Aluden que la liberación está a la mano, sin privilegios para nadie, el salario alcanzará para todo, educación y salud de primer mundo, con crecimiento económico sin precedente, desarrollo sustentable, transporte público, vivienda de calidad, empleo pleno; seguridad, paz, justicia efectiva y expedita, cacaraqueando el incremento de becas y apoyos electoreros.
Reconstruirá la moral de la nación con sus héroes, si es necesario escribirá una nueva Constitución, disfrazará los aumentos a impuestos, dirigidos particularmente a quienes no votaron por él; cambiará el logo y los colores del gobierno, ya no vivirá en la residencia oficial para devolvérsela al pueblo. Se impulsan iniciativas de reelección presidencial, para evitar el regreso del mal. Todo esto, encuadra con la realidad.
Impensable que el ejecutivo siga abriendo frentes contra grupos empresariales, la academia, periodistas, feministas, ecologistas, juristas, peleados con el mundo. Apostándole a la división, a la polarización de masas. Pobres contra ricos.
Como dijo la periodista del diario alemán Die Welt, Hildegard Stausberg, “este mesianismo es incompatible con la democracia…el llamado gobierno de la cuarta transformación empieza a ser una autocracia». Al viejo estilo callista estará pendiente del devenir de la patria, no hay espacio para el reclamo, lo hecho hecho esta, seguridad, alimentación, salud, vivienda, estancias infantiles. Sumemos Voces.
