Cuando llegué a éste país, no acostumbraba a beber vino y mucho menos Cava. Cuando me ofrecieron una copita de ese vino espumoso, fresco, seco, lleno de burbujas, no me lo pensé dos veces y lo probé; fue a partir de entonces que he acostumbrado a tomar Cava en ocasiones especiales y en las no tan especiales también, ya que marida con todo.
He aprendido que un buen Cava debe ser brut nature, eso me indica que tiene aproximadamente 0-3 gramos por litro de azúcar natural de la fermentación, tener más de 30 meses de crianza en botella, utilizar el método champenoise, que comparte con el champagne, manejar principalmente las variedades de uva Xarel-lo, Parellada, Macabeo, Chardonnay y Pinot Noir. Su primera fermentación se hace en grandes tanques por 9 meses para depurarlo y su segunda fermentación, que va de 9 hasta 50 meses o más, en botella poniéndolas en una rima y cada día darles un octavo de vuelta e inclinando cada vez más hasta su completa verticalidad, esto se hace para que los sedimentos queden en el cuello de la botella y cuando están listas, hacer el degüelle, eliminando los posos y pasar a rellenar los perdido por el descabezo para finalmente colocarles el tapón de corcho natural.
El 100% de la producción del Cava, se hace en España y de ese 100%, el 99% se hace en Cataluña y de ese, el 99% se elabora en el Penedès y el lugar por excelencia donde se encuentran los mejores Cavas del mundo es en Sant Sadurni d’Anoia. De toda ésta producción, que son millones de botellas anuales, tres cuartas partes se exportan a Alemania, Bélgica, Estados Unidos, Reino Unido, Japón y como cliente en incremento, Francia, quien se ha convertido en un gran consumidor de Cava a pesar de contar con el Champagne.
El Penedès es un lugar privilegiado, ya que maneja microclimas y eso hace que la uva crezca de mil maneras diferentes y que cada variedad ofrezca una madurez exclusiva, actualmente se hacen de manera ecológica, aunque siempre han utilizado las bondades de la naturaleza para mimar los viñedos. Se rigen por el ciclo lunar, añaden como máximo 150 (ppm) partes por millón de sulfitos y no se utilizan pesticidas, en vez de eso, utilizan rosales o feromonas de insectos femeninos para atraer a los machos y no dañar las uvas.
Es una buena zona para hacer turismo vitivinícola, se pueden visitar cientos de bodegas, ya que cada una ofrece tours por sus instalaciones, degustación de vinos y cavas, además de los maridajes exclusivos en sus restaurantes. Cuenta con paisajes idílicos para explorar, encontrando en cada zona castillos medievales, museos, monumentos históricos, los afamados mundialmente, Castellers o torres humanas, típicos de Cataluña y la ya famosa ruta del vino, que recorre la carretera que sigue el antiguo trazado que lleva desde las viñas del Penedès a las playas del Garraf, la carretera por donde se transportaba el vino de la viña al mar. Creo que es uno de los lugares que se deben visitar por lo menos una vez en la vida.
