Durante la pandemia, tuve la oportunidad de ver la televisión, un fácil entretenimiento en épocas de encierro, y cómo no, disfrutar de películas, series, alguno que otro documental del canal Historia y por supuesto, no podían faltar las telenovelas o culebrones (así se conocen en España), esas historias que manejan todas las sensibilidades que nos mantienen en vilo hasta su final de cuento: “Y fueron felices para siempre”.
Como buena mexicana, sé de la fama que gozan nuestras telenovelas, su gran producción y su emisión en muchos países alrededor del mundo; sin embargo, en España la que más se recuerda es Cristal, una telenovela venezolana que acaparó las pantallas de los hogares españoles a mediados de la década de los años 80’s. Aunque se puede mencionar la excelente aceptación del público hispano a la producción de Los Ricos También Lloran a principios de la misma década.
A principios del siglo XXI, hubo un culebrón cuyo final fue emitido en domingo en prime time; causó tal expectación, que no pude faltar a tan memorable compromiso, me refiero a Yo soy Betty la Fea, telenovela colombiana que causo mucho revuelo y tuvo refritos en varios países.
Otra telenovela colombiana que se ha repuesto varias veces en televisión y que siempre ha gustado es Pasión de Gavilanes, y es básicamente por el atractivo visual tanto femenino como masculino.
La diferencia básica entre producciones latinas y españolas es que los culebrones ibéricos duran años, de emisión diaria, de una hora. Por ejemplo Acacias 38 tiene ya 6 años al aire, los escenarios son en un set, y aunque pasan los años las locaciones se modifican muy poco, no hay exteriores. Lo mismo sucede con El secreto de puente viejo que duro 9 años en emisión, teniendo un final apoteósico, pero la que bate todos los records a nivel español es la telenovela Vasca ‘Goenkale’, que se emitió durante veintiún años.
Ahora hay una revolución y todas las cadenas y varios canales han apostado por las telenovelas turcas, se han convertido en un fenómeno para las confinadas tardes y noches españolas, incluso los domingos en Prime Time. Gozan de buena producción, buena música, buenas locaciones, buena fotografía, buen manejo de planos y las actuaciones son convincentes y no muy dramáticas, existe la pareja guapa que se enamorará y vencerá todos los obstáculos de la bruja malvada y del guapo villano de turno.
Lo único que puedo decir es que, las telenovelas o culebrones, reflejan un poco de la cultura del país, nos muestran su gastronomía y sus hermosos paisajes naturales y urbanos, además, nos enseñan que las pasiones y los sentimientos de amor, odio, desengaño, envidia, tristeza, etcétera, son iguales en todo el mundo.