Si leemos el periódico en estos días, es difícil no sentirse abrumado por los titulares de incendios forestales históricos, una pandemia mortal y problemas económicos y sociales; pero si nos enfocamos en problemas relacionados con cambio climático, es muy probable que pensemos en los osos polares cada vez con menos hábitat o hielo para poder subsistir, pero hablemos hoy de algo que por lo general no tocamos de manera directa, que son las abejas y las más de 30,000 especies diferentes existentes, luchando seriamente contra el cambio climático, como si ya no tuvieran suficientes problemas como el uso excesivo de pesticidas. Recordemos el rol clave que tienen los polinizadores, que son responsables según estimaciones de los expertos de polinizar el 90% de las flores y plantas del planeta.
De la mano con un entorno cambiante, el cambio climático trae mayores amenazas de enfermedades a las poblaciones de abejas en todo el mundo. Las abejas son muy susceptibles a ciertos parásitos que prosperan más en el calor y a medida que el clima cambia a temperaturas más elevadas, las abejas afrontan riesgos aún mayores.
Por lo general las abejas no son consideradas como una de las principales víctimas del cambio climático, pero todos deberíamos de poner mucha más atención, en resumen, son las responsables en gran medida de asegurar se cierre el ciclo para contar con frutas y verduras en nuestra comunidad y al perder en buena medida su función, ponemos en peligro, un gran porcentaje de nuestro suministro mundial de alimentos.
Con cambio climático sin ciclos consistentes, las abejas podrían simplemente polinizar mal. La polinización tiene que ver con el tiempo, justamente cuando las flores comienzan a florecer, están en coordinación con las señales de la madre naturaleza. Tanto las abejas como las plantas se concentran en signos climáticos específicos, como el derretimiento de la nieve o la temperatura del aire, para anunciar cuándo inicia la primavera. Pero si los patrones climáticos y las temperaturas cambian más de lo normal, las plantas y las abejas están en peligro de perder la sincronización básica, primordialmente si dependen de varias señales naturales que ya no se alinean, provocando que las abejas lleguen a la escena mucho después de que las plantas estén listas para ser polinizadas, que como resultado provocará escasez de alimentos.
El descenso de las poblaciones de abejas a nivel mundial se conoce desde hace más 50 años, pero en los últimos años su ritmo se ha acelerado. En Estados Unidos ya tiene un término “síndrome de despoblamiento de las colmenas” por las pérdidas imprevistas de sus colonias y tristemente este fenómeno, está sucediendo en otras partes del mundo.
Las abejas son clave para los ecosistemas y la humanidad. Se estima que más de tercio de la alimentación humana depende de la polinización por insectos, entre ellos las abejas, además de un número considerable de medicinas de origen vegetal, indispensable para los humanos.
Además de ser conscientes del problema, podemos ayudar a las abejas más de lo que pensamos, desde promoviendo proyectos y plantando flores y plantas beneficiosas para las abejas, ya sea en el campo o cultivando en casa y en las ciudades huertos urbanos. Otra medida es consumiendo productos provenientes de las abejas y que sean locales, es otra manera de apoyar para que este sector sea sostenible. Siempre hay que respetar la naturaleza, pero ahora dejo un motivo más porque apoyar las abejas y su entorno del cual debemos cohabitar de manera responsable, para dejar un mejor planeta a las futuras generaciones.
