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Ver o no ver…

por | Abr 9, 2021

Hay marcas o récords que son para presumir, pero a principios de abril de 2021 alcanzamos uno del cual deberíamos avergonzarnos.

El dióxido de carbono (CO2) atmosférico es más alto ahora que en cualquier otro momento de los últimos 200 mil años de la historia de la humanidad, al llegar este tres de abril a 421.21 partes por millón. 

Los estudios de niveles de CO2 pasados han acumulado evidencia de niveles inferiores a 400 ppm durante los últimos 23 millones de años. 

Eso hace que los registros actuales de CO2 sean los más altos en la historia de la humanidad, además obtenidos en un período cien veces más corto, de 200 mil años, periodo en que el homo sapiens ha adornado la tierra. 

Pero los niveles más altos de este gas que calienta el planeta es solo una parte del problema; la otra es la velocidad de los cambios, más de cien veces superior a los tiempos prehumanos, y más rápido de lo que muchos ecosistemas pueden adaptarse.  

Marcar estos récords no es para celebrar. Se hace para dar testimonio de los cambios químicos que los humanos hacemos colectivamente en la atmósfera, y sobre todo porque afectan a todos los seres vivos. 

Cuando se alcanza un nuevo récord, hablamos de él para que la gente se dé cuenta, reflexione, sobre una transformación que va en dirección equivocada y se resuelva revertir esta tendencia.

Sin embargo, eso es algo que una persona no puede lograr por sí sola. Lo que sí podemos hacer es compartir la información, para que sea tan ubicua como lo son las cotizaciones del mercado de valores o los informes meteorológicos. 

Ciclón en Indonesia y Timor

Como parte de los impactos que provoca la concentración de CO2 en la atmósfera está el incremento de la temperatura global y el cambio climático, que provocan fenómenos meteorológicos más fuertes y frecuentes.

Iniciamos esta semana con la noticia de que más de 113 personas murieron y decenas más desaparecieron después de que el ciclón Seroja azotara Indonesia y Timor Oriental, al provocar inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra que convirtieron pequeñas comunidades en terrenos llenos de barro.

Agua  

Y mientras tanto, en México, la Comisión Nacional del Agua ya alertó que  las presas que abastecen a la Ciudad de México y al Estado de México se encuentran al 46.47 por ciento de su capacidad, por lo que habrá restricciones del recurso hídrico en la zona metropolitana del Valle de México.

Ya la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, pidió a los habitantes de la Ciudad de México no malgastar el líquido y prepararse para  una temporada de estiaje difícil, con escasez de agua.

Ante estas condiciones de sequía, la Conagua sugiere a los usuarios agrícolas restringir los cultivos de ciclo corto y, si van a sembrar, que sea una sola vez por año agrícola, así como restringir los segundos cultivos hasta finales de junio, si la disponibilidad de agua lo permite. 

Como medida prioritaria, insiste la Conagua en retrasar las siembras de primavera-verano lo más cercano a la temporada de lluvias.

Esto, por supuesto, va a provocar una disminución en el abasto de alimentos y su consecuente alza de precios, ante lo cual el gobierno federal no ha dicho qué planes tiene para resolverlo, sobre todo considerando que hay escasez de alimentos en el mundo debido a la pandemia de la COVID-19.

“Ver o no ver, esa es la pregunta”

Concluimos con la paráfrasis del Papa Francisco a la cita de Hamlet, de William Shakespeare, al hacer un llamado a la gente para no permanecer ciega ante la destrucción que pueden provocar el cambio climático y la migración masiva, al escribir: «Ver o no ver, esa es la cuestión”.

El Papa Francisco invitó a las personas a trabajar juntas para proteger «la creación, nuestra casa común» y no «agacharse» en el individualismo. No vamos a salir de crisis como las del cambio climático o la COVID-19 si no lo hacemos trabajando juntos, señaló. Recuerde que puede estar al día de los temas ambientales en www.ambientalnews.mx

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