La Organización de las Naciones Unidas (ONU) dio el banderazo de salida a una carrera en la que México, indudablemente, perderá: Race to Zero (Carrera a Cero).
Esta carrera pretende fortalecer y cumplir los compromisos de los países en torno al Acuerdo de París, en especial el de llegar al año 2050 con emisiones cero de dióxido de carbono (CO2).
Como podrá verse en los párrafos siguientes, México pierde antes de salir del vestidor, debido a la política energética adoptada por esta administración.
En Energía, las metas globales son: Hidrógeno verde: 25 GW de capacidad en construcción, alcanzando 1.5 dólares / kg, con una inversión mínima de 100 mil millones de dólares para 2025; 90 empresas de servicios públicos y desarrolladores y ocho importantes empresas de petróleo y gas adoptan compromisos netos cero verificados alineados a 1.5 grados celsius en 2021; aprovechar el crecimiento de la generación a partir de tecnologías eólicas y solares, con energías renovables más baratas de construir que las centrales eléctricas de combustibles fósiles en el 85% del mundo.
En torno a la Industria, los minoristas aumentan las ventas de productos circulares en un 50% y hacen la transición de todas sus flotas de vehículos grandes a un 100% de carbono cero para 2030; las empresas de bienes de consumo (o empaquetados) de rápido movimiento garantizan una deforestación cero a partir de su abastecimiento de los principales productos básicos, reducen el desperdicio en un 50% dentro de sus propias operaciones y de los consumidores, y las ventas de productos circulares y de origen vegetal aumentan en un 50% para 2030; se eliminan los envases de plástico problemáticos o innecesarios (100% de los envases de plástico son reutilizables, reciclables o compostables) para 2025.
En el transporte, los mercados se comprometen a usar vehículos 100% cero emisiones para 2035; diez proyectos de demostración de barcos con cero emisiones de carbono a escala industrial realizados para 2025; 85% de las reducciones de emisiones de CO2 necesarias para cumplir el objetivo de 1.5 grados celsius, logrado con las políticas y tecnologías existentes y emergentes, como la electrificación y la mejora de la eficiencia.
En cuanto a asentamientos humanos, todos los edificios nuevos funcionan con emisiones netas de carbono cero y son resistentes a las futuras crisis climáticas proyectadas para 2030; la modernización generalizada de edificios existentes con eficiencia energética está en marcha para 2030, con un aumento de las tasas de renovación a los estándares de carbono neto cero de al menos un 3 por ciento anual; el 70 por ciento de las reducciones acumuladas de emisiones de CO2 en el entorno construido se puede lograr implementando soluciones disponibles hoy en el mercado.
Por lo que se refiere a los océanos, la sobrepesca y las prácticas pesqueras destructivas finalizarán en 2021 y se implementará una gestión basada en la ciencia para restaurar las poblaciones de peces en el menor tiempo posible; el 30 por ciento de las áreas marinas protegidas totalmente y altamente protegidas están designadas e implementadas para 2030; mayor resiliencia y capacidad de adaptación de las comunidades costeras dependientes del océano (pesca y acuicultura) y evaluaciones de vulnerabilidad realizadas para 2025, y mercado estable de combustibles sin carbono para 2030.
En el sector agua, duplicar la proporción de energía renovable sostenible utilizada en la extracción, suministro, tratamiento y reutilización de agua para 2025; servicios de agua y aguas residuales totalmente descarbonizados y mejora de la resiliencia climática a través de la gestión del riesgo climático para 2030; el 30% de los ecosistemas naturales relacionados con el agua de la Tierra están protegidos y restaurados para 2030.
Dentro de las soluciones basadas en la naturaleza y uso de la tierra, se pretende una contribución total del 37% del sector del uso de la tierra al Acuerdo de París para 2050; la pérdida y degradación de los bosques primarios restantes y otros ecosistemas terrestres naturales se redujo en 70% para 2030, con la deforestación finalizada para 2025, y financiamiento para soluciones basadas en la naturaleza que alcanzarán los 100 mil millones de dólares anuales para 2030.
Finalmente, en resiliencia, los sistemas de alerta temprana establecidos para mil millones de personas en los países en desarrollo y las ciudades, tienen planes de acción para las olas de calor para 2025; para ese mismo año, financiamiento de riesgos y seguros proporcionados a 500 millones de personas vulnerables; 6.9 billones de dólares invertidos anualmente en infraestructura son más resilientes al clima, y 600 millones de habitantes de barrios marginales son resilientes y saldrán de la pobreza para 2030.
En este escenario global, desafortunadamente las políticas instrumentadas por el Gobierno mexicano no alcanzan siquiera para salir del vestidor en esta Carrera a Cero emisiones.
