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El mundo al revés… de López

por | Abr 22, 2021

Más vale que nos preparemos anímicamente para lo que parece será el mayor papelón que hará el presidente López ante la comunidad internacional el próximo 22 y 23 de abril, cuando Estados Unidos sea el anfitrión de la Cumbre de Líderes  sobre el Clima, precisamente en el Día de la Tierra.

A la cumbre asistirán 40 jefes de Estado, pero según su dicho en la conferencia mañanera del lunes, López cree que sólo se reunirá con el presidente Joe Biden para intercambiar opiniones. Al parecer sus asesores y su canciller no están haciendo la tarea y no le han dicho que es una cumbre mundial que, además, será transmitida en vivo a todo el mundo.

La Cumbre, lo ha dicho Biden decenas de veces, es para tratar de encontrar soluciones rápidas a la crisis climática (sí, en e resto del mundo ya se le llama crisis o emergencia climática; sólo en México algunos le siguen llamando cambio climático), pero el Ejecutivo mexicano piensa “aconsejar” al norteamericano sobre cómo frenar la  migración.

Tal vez adelantándose, el secretario de Estado Antony Blinken ya dijo que cada quien puede decir lo que quiera, que no hay censura, pero… al menos en el mexicano debería haber congruencia y algo de cordura.

Él, que se vanagloria de seguir la máxima jurista del “respeto al derecho ajeno es la paz” y que tanto pregona que no se mete en los asuntos de otros países, le dirá al presidente Biden que adopte el fracasado y deforestador programa “Sembrando Vida” para aplicarlo en Centroamérica, y que luego de tres años permita la migración de los beneficiarios a los Estados Unidos con visas de trabajo, para finalmente incorporarlos a su población.

Si eso no es entrometerse en la política ajena y vulnerar la soberanía del país vecino del norte, tal vez sea la nueva diplomacia de la 4T.

Además de salirse del tema por completo y pretender “ordenar” a Biden lo que tiene qué hacer, quisiéramos saber qué va a decir cuando se entere que la cumbre es una oportunidad para que los líderes se involucren directamente en diferentes aspectos de la amenaza climática y asegurar que están todos bien preparados para hacer el progreso necesario durante este año crítico y en el transcurso de esta decisiva década.

John Kerry, el enviado especial de Biden para la crisis climática, ha señalado que “la crisis climática ya está teniendo un efecto devastador en las vidas y medios de subsistencia Estados Unidos y en todo el mundo… al enfrentarla, no sólo protegemos a nuestro planeta y a las generaciones futuras, sino que tomaremos ventaja de la mayor oportunidad económica que el mundo ha conocido».

“Vamos a crear empleos limpios y bien pagados, además de nuevas industrias innovadoras, que ayuden a crecer nuestras economías. Abordar la crisis climática es un esfuerzo de equipo. Estamos trabajando duro para reducir nuestras emisiones y exhortamos a otros países a hacer lo mismo. Podemos hacerlo. Juntos”.

Y donde seguramente veremos ceños fruncidos por parte del tabasqueño será cuando se plantee que “es imperativo reducir el carbón, a nivel mundial, en todas partes. 

Para que todos los países puedan lograr dos grados y, con suerte, 1.5 grados, todos, todas las naciones deben hacer las cosas entre 2020 y 2030”.

“Si no nos movemos en esta década, no podemos lograr el 1.5, y mucho menos el cero neto para 2050. Por lo tanto, es imperativo abordar la cuestión de reducir la dependencia del carbón en todas partes… La transición debe acelerarse a nivel mundial. El informe de los científicos del IPCC hace dos años nos dijo a todos: el mundo no está lográndolo. No apuntaron a un país u otro, dijeron el mundo entero. Entonces, todos deben hacer más”.

Kerry ha dicho que el presidente Biden le pidió trabajar con los países para aumentar la ambición (en la reducción de emisiones). Y creo que hay cosas que los países pueden hacer: encontrar una mayor eficiencia, coordinar la distribución de energía de manera diferente o acelerar la transición a más renovables”.

¡Gulp! Quisiéramos ver cómo justifica que su meta de reducción de emisiones es la misma que presentó México hace cinco años; que desalentó y castigó a las empresas generadoras de energías renovables para favorecer a una obsoleta empresa pública, la Comisión Federal de Electricidad, que aumentará las emisiones de dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre (SO2) y de metano al ambiente, y que está haciendo refinerías en donde antes había manglares, además de dos trenes que deforestan el sureste del país.

Ah, y su programa “Sembrando Vida”, que propició la quema de cientos, si no es que miles de hectáreas, para sembrar varitas y pagar seis mil pesos a los beneficiarios, que nunca se ocupan de ellas.

El remate vendrá cuando Biden o Kerry sentencien que “si no hacemos lo que tenemos que hacer entre 2020 y 2030, todo se volverá imposibles. Nadie puede aprovechar este momento para posponer las cosas”.

Así que cuando el mundo se comprometa a una necesaria aceleración y a adoptar un sistema de rastreo satelital para medir las emisiones en tiempo real, el presidente López tendrá que decir que México va muy bien, a buena velocidad… pero en reversa.

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