En Guerrero, a las niñas desde que nacen se les inculca la obediencia a los hombres de la casa, su derecho a opinar no existe y solo asisten a la escuela para aprender a comunicarse en sus localidades, su vida esta destinada a ser vendidas a hombres que les duplican o triplican la edad.
Esta práctica está normalizada en Metlatónoc, localidad al suroeste de México, región donde más del 40% de las niñas son vendidas en matrimonio sin su consentimiento.
Lo llaman una tradición ancestral, los pobladores no esconden esta práctica instaurada a lo largo de las comunidades donde cientos de familias se resisten a abandonarla, para ellos es una forma de obtener una retribución por la crianza, vestimenta y educación que le dieron a la niña en sus primeros años de vida.
Regularmente, sus papás y hermanos son quienes llegan al acuerdo para ceder a las niñas a adultos que ofertan hasta 100 mil pesos para quedarse con ellas en contra de la voluntad de las menores de edad. El monto desciende si la niña superó los 13 años de edad, no sabe lavar, cocinar o no domina los quehaceres. Muchas veces las niñas ven por primera vez a la persona que las compro hasta el día de la boda.
Después de pactar la boda, la familia del novio tiene la obligación de organizar y pagar la totalidad de la fiesta, la cual llega a extenderse hasta tres días. El dinero es entregado a discreción en un pañuelo que se coloca en un plato, para que después lo recoja la familia de la novia.
La tradición dicta que la pareja debe unirse por las tres leyes: casarse por la Iglesia, ante el Registro Civil y, por último, recibir la bendición del pueblo, que es invitado para dar fe de la boda.
Muchas de las menores ni siquiera han tenido su primera menstruación, cuando ya existe un acuerdo de compraventa entre la familia y la persona interesada. Jamás se habla de intimidad y el sexo, es un tabú que se mantiene entre la familia, por lo que una vez que están con otra persona son obligadas a tener relaciones y a ser golpeadas por sus parejas.
La violencia estructural es feroz, las posibilidades para negarse son nulas, ya que son presionadas por su familia y el pueblo para “cumplir” con la tradición.
El matrimonio infantil en México es un problema latente que afecta mayormente a las niñas, una de cada 100 entre los 12 y 14 años de edad están casadas o unidas informalmente. Tan solo en los últimos cinco años se tiene registro de por lo menos 14 mil 957 menores de 18 años que contrajeron matrimonio, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
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