El catedrático e investigador del mundo prehispánico y el mundo indígena actual falleció este viernes
«Soy historiador; mi objeto de estudio es el pensamiento de las sociedades de tradición mesoamericana, con énfasis en las antiguas, anteriores al dominio colonial europeo. Como historiador no encuentro que mi trabajo se diferencie del propio del antropólogo», palabras del maestro Alfredo López Austin cuando le preguntaban a qué se dedicaba. Su muerte ha dejado un gran luto y vacío en la academia, la pena de su pérdida se ha visto manifestada en muchos mensajes de condolencias durante toda la mañana de este viernes.
Investigador, traductor y académico, fue un miembro generoso y solidario de la comunidad universitaria. Siempre dispuesto a platicar con sus alumnos y con quien se acercara con él a escucharlo. El maestro estudió profundamente el pensamiento y la cosmovisión de las culturas precolombinas, así como de las culturas vivas de México.
Investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y Premio Nacional de Artes y Literatura 2020, entre otros cientos de reconocimientos, el maestro Alfredo López Austin fue un hombre siempre sonriente, amable, digno y justo; erudito cariñoso que gustoso compartía su conocimiento. Fascinante su inagotable conocimiento, deja un gran legado, sus textos y libros que deben ser leídos y estudiados para reconocer nuestras raíces y no olvidar de dónde venimos.
Para el maestro López Austin bien merecido el reconocimiento y agradecimiento, y los deseos de que sea leve su viaje al Mictlan, que tan bien nos describió desde antes.
Sus amigos y familiares lo despiden la tarde de este viernes en conocida funeraria de la avenida San Jerónimo, siempre cerca de su casa, su amada UNAM.
