Dicen que mal empieza la semana a quien ahorcan en lunes… Y este lunes 22 de marzo, Día Mundial del Agua, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) se ahorcó solita y nos pone a pensar en que si el conocimiento que usa en sus redes sociales es el mismo que va a utilizar para combatir la sequía que padecerá el país este año… ¡moriremos de sed!
Y es que mientras todos los países del mundo y la Organización de las Naciones Unidas lamentan la poca disponibilidad de agua potable y saneamiento en el mundo, lo cual impedirá cumplir a cabalidad el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6, en México la dependencia encargada del sector publica:
«El uso correcto del agua puede ayudar a reducir inundaciones, sequías, escasez y contaminación; reducir los gases de efecto invernadero y combatir el cambio climático”. Y dejan su mensaje así, sin más. Como dicen en redes sociales “Pego esto por aquí y me retiro”.
Y así lo hizo la Semarnat tras subir el disparate de que el uso correcto del agua puede ayudar a reducir los gases de efecto invernadero y combatir el cambio climático”. Que nos expliquen cómo, porque salvo que vayan a sustituir con agua el combustóleo que produce Pemex y quema la Comisión Federal de Electricidad por agua (y ni así, porque el vapor de agua es uno de los gases de efecto invernadero).
Y poco o nada le importó que a estas alturas (tercer mes del año), casi 85 por ciento del territorio nacional presente ya síntomas de sequía y que en la Zona Metropolitana del Valle de México se esté al borde de la mayor escasez de agua, porque las presas del sistema Cutzamala apenas llegan a 50 por ciento de su capacidad.
Seguramente ahora el Gobierno vendrá con que es una sequía atípica, que no se esperaba, que estamos preparados con las pipas fantasma que compraron para evitar el huachicoleo (que, por cierto, sigue tan campante), pero la realidad es que estas sequías son cíclicas en el territorio mexicano (esto es, se presentan cada determinado número de años y para eso sólo hay que revisar las estadísticas de la Comisión Nacional del Agua -Conagua-).
Que el calentamiento global, el cambio climático y “La Niña” alteraron las condiciones y será más severa que en otras ocasiones, seguramente, pero de que el gobierno esté preparado, para nada.
Y la situación se agravará porque muchos municipios dependen de pozos para abastecer de agua a la población, por lo que serán sobreexplotados, además de que implicará un gasto extra muy grande para los consumidores, por el gasto de electricidad, que al eliminar la generación de fuentes renovables, la CFE les venderá más cara.
Y si eso no le importa a la Semarnat (al Gobierno, pues), menos le interesarán las advertencias que hizo el secretario de Estado Norteamericano, Antony Blinken, en el sentido de que “el cambio climático ya está afectando los recursos hídricos del mundo y amenaza el suministro de agua destinado a la atención de la salud pública, la agricultura, la industria, la energía, la pesca y los ecosistemas, por lo cual están en riesgo la seguridad alimentaria y energética, la economía, la seguridad nacional, la biodiversidad y la salud humana y animal«.
Aquí en México eso no importa, como tampoco que estemos al borde de la tercera ola (aunque ni siquiera ha terminado la primera) de una pandemia causada por un virus que se elimina con AGUA y jabón.
Y si Estados Unidos ha asumido ya el compromiso de contribuir a un mundo con mayor seguridad hídrica, al comenzar a trabajar con socios de todo el mundo en acciones para fortalecer la seguridad hídrica mediante el restablecimiento y protección de los ecosistemas para incrementar la resiliencia ante el cambio climático, en México se destrozan las selvas del sureste mexicano para abrir paso a los ferrocarriles “Maya” y “Tranitsmico”, además de construir “polos de desarrollo” que atentarán contra el suministro de agua y se destinan millones de pesos para que Pemex haga “fracking”, aunque el presidente diga que está prohibido.
“Éramos muchos y parió la abuela”, dice otro conocido refrán mexicano, que bien puede aplicarse en este año en que la pandemia de COVID-19, la ineficacia del Gobierno para vacunar a la población, el desabasto de vacunas, de medicamentos y de insumos en general en el sector Salud, desplazado ya de sus actividades, verá como se suma la sequía y la consecuente escasez de agua para volver a esclavizar a las mujeres y a las niñas, especialmente en las zonas rurales, a la ingrata labor de ir a buscar un líquido que cada vez estará más lejos y más escaso.
Pero el Gobierno de la 4T prefiere lealtad a capacidad…
