El presidente de la República constantemente manifiesta que imita o admira a varios de los próceres de la historia mexicana, en particular a Benito Juárez o a Francisco Madero. Sin embargo, su estilo personal de gobernar y las peroratas cotidianas con las que nutre la emoción política de sus seguidores, cada vez más nos recuerda, tanto por su concepción política y económica como por la narrativa utilizada, el perfil autócrata de Luis Echeverría Alvarez, más conocido como LEA, quien falleció hace unos días, aún repudiado por hechos tan lamentables como los sucedidos el 2 de octubre del 68 o el 10 de junio del 71.
El talante al que nos referimos, que de forma continua lo expresa desde el inicio de su mandato, se ha ido tornando más nítido y áspero al paso del tiempo, conduciéndolo a calificar como traidores a la patria a quienes criticamos su política energética, o declarando -como recientemente lo hizo en su conferencia matutina, que tiene una lista de quienes se manifiestan en las redes, entre los cuales se encuentran algunos de sus más destacados críticos.
¿Por qué alguien que supuestamente se ha declarado como un luchador social, demócrata y de izquierda, utiliza un lenguaje atemorizante hacia los ciudadanos que no coinciden con sus planteamientos y que se atreven a criticar la forma y el fondo de su modelo de gobernanza?
La forma como AMLO y algunos de sus principales operadores, como Mario Delgado, presidente de Morena o Ignacio Mier, coordinador de los diputados federales del mismo partido, anatematizan a quienes opinamos de forma diferente a la 4Ty lo externamos de manera pública, me a hecho rememorar uno de los episodios más negros y vergonzosos de la democracia norteamericana del siglo 20, conocido coloquialmente como el macartismo. Me refiero a lo acontecido en los primeros años de la década de los 50’s, en plena guerra fría, cuando el senador republicano Joseph McCarthy encabezó una campaña que se convirtió en una verdadera cacería de brujas en nombre de la seguridad nacional, para detectar y detener a comunistas o posibles simpatizantes del bloque soviético.
Dicha búsqueda generó ataques, difamación y denostación hacia sectores críticos o progresistas de la sociedad norteamericana, entre los que hubo destacados científicos, cineastas e intelectuales, quienes fueron asediados y perseguidos bajo la bandera de la seguridad nacional.
Y aunque usted no lo crea, la consideración de que elaborar listas de críticos evoca las prácticas de macartistas o hasta de nazis, no nada más la formula este escribidor sino que también proviene de la propia 4T: en octubre de 2021, la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum señaló lo anterior para rechazar la postura del líder empresarial Claudio X. González, quien también de forma reprobable convocó a tomar nota de las personas que apoyan a la 4T.
Específicamente, la funcionaria citada expresó lo siguiente: Que me apunten en la lista, esto es una oposición fascista, así lo catalogo. ¿Quién hace listas? El macartismo, el nazismo, ellos son los que hacían listas, ¿para qué quiere hacer una lista? Entonces, esto es la derecha. Por cierto, en estos días la construcción del tren maya se ha declarado de seguridad nacional, con el fin de evitar las suspensiones promovidas por organizaciones de la sociedad civil y comunidades de la península. Espero que esto no constituya un ominoso aviso de lo que puede acontecer con la vigencia de nuestra democracia, es decir, que en uno de estos días, la 4T desaparezca el INE o se cancelen las elecciones por cuestiones de seguridad nacional.
