Hay una notable desigualdad a nivel global en el acceso al agua, con miles de millones de personas padeciendo según las regiones que habitan, ya sea en zonas rurales o urbanas.
El director regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Luis Felipe López-Calva, aseguró que la escasez actual del agua se debe a una mala administración y no por la disponibilidad del recurso.
El representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) detalló que hay una notable desigualdad a nivel global en el acceso al agua, con miles de millones de personas padeciendo según las regiones que habitan, ya sea en zonas rurales o urbanas.
En América Latina y el Caribe (ALC) se llevó a cabo un estudio a través de investigación de datos del Programa Conjunto de Monitoreo de la Organización Mundial de la Salud (ONS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) para conocer cómo se manifiestan las desigualdades en la región.
López-Calva explicó que el panel izquierdo muestra cómo la proporción de personas con acceso al servicio de agua potable difiere según se trate de áreas rurales o urbanas, mientras que el panel de la derecha muestra cómo esta proporción varía entre el quintil más pobre y el más rico de la población.
Agregó que como era de esperarse, el acceso a agua limpia es mayor en las zonas urbanas, y en personas con mayores recursos económicos, pero el tamaño de la brecha entre los grupos varía dependiendo de los países. Por ejemplo, mientras que en Paraguay hay menos de 2 puntos porcentuales de diferencia en el acceso al agua entre áreas rurales/urbanas o entre los grupos más ricos/pobres, en Haití estas brechas alcanzan una enorme diferencia de 42 y 66 puntos porcentuales, respectivamente.
«Según las estimaciones, para el 2050, que no es muy lejos, estaríamos hablando de que alrededor del 50 % de la población tendría problemas de acceso al agua, si se mantiene la tendencia actual»
Luis López-Calva, director regional para América Latina y el Caribe del PNUD.
El directivo detalló que el recurso vital es un servicio básico y un derecho humano que los Estados deber garantizar por igual a toda la sociedad, sin importar su residencia o ingresos, además de que urge la mejora de su gestión para lograr «agua para todos», considerando los marcos y sistemas institucionales, quienes determinan quiénes pueden usarla, cómo y cuándo.
Finalmente, si se mejora la gestión trae consigo oportunidades notables para el desafío del cambio climático, ya que ambas problemáticas se encuentran íntimamente ligadas, si se mejora el cuidado y administración del agua, repercute en los procesos de adaptación y de mitigación.
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D.E.
