La pandemia por COVID-19 afectó la economía de muchas familias, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), por lo que este empobrecimiento tuvo repercusiones en el enfrentamiento a gastos para acceder a alimentos nutritivos y de calidad.
En México, según el reporte anual 2020 de la UNICEF, 20 por ciento de los hogares padece carencia alimentaria y casi 15 por ciento de niñas y niños menos de cinco años son afectados por la desnutrición; en contraste con el 35 por ciento de infantes que viven con sobrepeso y obesidad.
Ante la pobreza alimentaria, la UNICEF junto con el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de las Familias (DIF), lanzaron la iniciativa Alimentos saludables para cada niño, el cual consistió en distribuir canastas con alimentos saludables y tarjetas para la adquisición de éstos a 37 mil familias vulneradas.
El reparto se ejecutó en los estados de Baja California, Estado de México, Oaxaca, Quintana Roo y Tabasco, pues son las entidades con las tasas más elevadas de incidencia y mortalidad por COVID-19, además de las afectaciones económicas.
La UNICEF expresó en su reporte:
“México ha sido un país con grandes desigualdades durante décadas y atraviesa esta crisis en un contexto en el que el 55.5% de los hogares presentan algún grado de inseguridad alimentaria; es decir, no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas durante un período prolongado”.
Además, la falta de una buena alimentación es parte de no garantizar el derecho humano a la salud de las y los infantes, pues ésta es fundamental para fortalecer el sistema inmunológico y así prevenir enfermedades o recuperarse de ellas con facilidad.
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Mauro Brero, Jefe de Nutrición de la organización en México, expuso que entre los datos recabados en el reporte, le preocupó que el 80 por ciento de los beneficiarios no respondieran al momento de la entrega que ese día no tenía nada para comer.
La UNICEF México recalcó que antes de la pandemia, México ya vivía una carga de mala nutrición, por lo que llamó al Estado a hacer una mayor inversión en la infancia y la adolescencia.
MAEP.
