Rumbo a las elecciones más grandes de la historia, como se concibe en México esta contienda electoral del 6 de junio, el país suma más de 80 políticos asesinados, de los cuales 31 eran candidatos o precandidatos.
La más reciente de las muertes correspondió a Abel Murrieta, candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Cajeme, en Sonora, el pasado 13 de mayo.
Cuando faltan 18 días para estas elecciones intermedias, el país registra el mismo número de candidatos asesinados que en los comicios de 2018, cuando se eligió al presidente del país, el Congreso y varios Gobiernos locales. Números que preocupan por el carácter violento que ha asumido esta cita electoral.
Esta situación ha provocado que varios contendientes retiraran sus candidaturas. Hasta el 15 de mayo, la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) había recibido 162 denuncias.
Las formaciones políticas más afectadas han sido los partidos Redes Sociales Progresistas (RSP) y Partido Encuentro Solidario (PES), quienes tuvieron que bajar sus candidaturas por presiones políticas, sociales y el crimen organizado en Michoacán, Veracruz y Tamaulipas. Mientras, otros aspirantes de Fuerza por México no pudieron registrarse, porque la delincuencia organizada condiciona su paso para hacer proselitismo político.
Anteriormente, la consultora Etellekt en su Cuarto Informe de Violencia Política en México 2021 había informado que el 49% de las víctimas mortales pertenecía a la alianza opositora de los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), el 17% al gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena), y el resto de otros partidos.
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LYMA
