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México inicia el 2023 con los peores augurios económicos en casi 30 años

por | Dic 31, 2022

De acuerdo con las últimas Perspectivas económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se prevé que la economía mundial se ralentice durante el próximo 2023 mientras la crisis energética de gran magnitud y proporciones históricas provocada por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania sigue alimentando las presiones inflacionistas, erosionando la confianza, el poder adquisitivo de los hogares y agravando los riesgos en todo el mundo.

Asimismo, estimaciones de la OCDE señalan que el crecimiento en 2023 dependerá enormemente de las grandes economías emergentes de Asia, que representarán casi tres cuartas parte del crecimiento del PIB mundial el próximo año, periodo en el que EE.UU. y Europa registrarán una acusada desaceleración.

Y si a ese panorama nada halagüeño le sumamos que, en el segundo trimestre de 2022, la mitad de las regiones de los países de la OCDE no habían recuperado sus tasas de empleo previas a la pandemia, el futuro en el corto plazo no es prometedor.

Actualmente, México atraviesa su peor crisis económica en casi 30 años, derivada de la pandemia de coronavirus; en agosto de presenta año, la subgobernadora del Banco de México (Banxico) Galia Borja Gómez, detalló que la actividad económica, según la información dada a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), está a 0.05 por ciento de llegar al nivel que tenía antes de la crisis sanitaria, con lo que le habrá llevado 30 meses su recuperación desde el momento de la caída.

Esto significa que estaremos por debajo de los 32 meses que tardó la recuperación del llamado efecto tequila, a mediados de la década de los noventa, y la deuda de 1982, cuya duración fue de 34 meses.

A pesar del optimismo y los buenos augurios de la subgobernadora de Banxico, la problemática continúa y significa un gran dolor de cabeza para el Gobierno Federal, ya que el 2022 arrancó con una tendencia al alza en la inflación del 7.07 por ciento.

En este contexto, el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador instrumento una serie de medidas para contener el aumento inflacionario, entre las que se encontraba el subsidio de 100 por ciento al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de los combustibles.

Además, el pasado 4 de mayo, cuando la inflación había escalado hasta 7.65, se firmó el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic), un acuerdo entre el Gobierno, productores, distribuidores y comerciantes, con lo que se trató de garantizar precios justos en los productos de la canasta básica.

En aquella ocasión, el mandatario mexicano subrayó que se debía actuar y no quedarse con los brazos cruzados “porque la inflación, como todos sabemos, afecta mucho la economía y afecta más a la gente de escasos recursos económicos; es un impuesto y debemos de evitar que haya carestía de la vida, ese es el término más preciso”.

Adicionalmente, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió incrementar las Tasas de Interés Interbancaria progresivamente en cinco ocasiones para tratar de frenar la inflación, la cual inició el año en 4.25 por ciento hasta ubicarla al cierre del 2022 en 10.50.

Los esfuerzos de las autoridades mexicanas no dieron los resultados esperados, ya que derivado de la escalada inflacionaria —la cual alcanzó en julio 8.16 y en septiembre el máximo histórico de 8.76 por ciento—, el presidente López Obrador signó el pasado 3 de octubre un acuerdo con productores y empresarios para ampliar el Pacic, en donde se comprometían a mantener el precio de los 24 productos de la canasta básica en $ 1,038 pesos, por lo menos hasta el último día de febrero de 2023.

“Vamos a detener la inflación porque nos afecta a todos, porque perdemos poder adquisitivo, sobre todo la gente más humilde, la gente más pobre, les rinde menos su dinero; entonces, en el caso de los combustibles, no hay aumento de precios de gasolinas, del diesel, ni de luz, nada”, remarcó, el mandatario.

Es realmente importante que se haya suscrito este acuerdo y que sea mediante consenso. Fue un acuerdo, no hay imposición, no hay ninguna medida coercitiva, fue a partir de convencer, de persuadir y por la voluntad de ustedes (empresarios) de ayudar. Esto va a tener un efecto muy positivo, nos va a ayudar —estoy seguro—, a partir de ahora, para ir controlando la inflación”, subrayó.

Sin embargo, esa estrategia no rindió lo esperado, de hecho, en noviembre la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), retiró el estímulo fiscal a la gasolina premium y lo redujo en la magna y el diesel.

Para el mismo mes el precio de la canasta básica para cuatro personas era de $ 1,042 pesos y para el 26 de diciembre, fecha del reporte más reciente de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), alcanzó los $ 1,047 pesos.

El pasado 30 de diciembre, durante su última conferencia del año, el presidente Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer el balance del progreso económico del año y resaltó que se brindó atención prioritaria al pueblo mediante Programas para el Bienestar.

Puntualizó que, previó que en 2023 el pronóstico es crecer a una tasa promedio anual de, cuando menos, 3 por ciento y en 2024, lo cual permitirá la recuperación tras la caída por la pandemia.

“Vamos a tener crecimiento, aunque sea un poco más del uno por ciento anual durante nuestro gobierno; esto no es poca cosa para esa caída de 17.8 por ciento que no se veía desde 1933”, apuntó.

También destacó que al día de hoy se contabilizan 21 millones 462 mil 967 puestos de trabajo registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es decir, 849 mil 431 empleos más que en febrero de 2020 y acotó que actualmente, la remuneración mensual promedio de las y los asegurados alcanza los 14 mil 768 pesos.

El jefe del Ejecutivo mencionó que la inflación está en 7.8 por ciento a noviembre, gracias a las medidas de control inflacionario en beneficio de los consumidores.

Contrariamente a la confianza de López Obrador, la realidad es otra. Es cierto que el índice inflacionario actualmente se ubica en 7.8, pero el precio de la canasta básica continúa incrementando y, si a eso le sumamos el aumento al IEPS para el primer minuto del 2023, la cuesta de enero esta ocasión será más empinada.

De acuerdo con especialistas, el costo por kilogramo de tortilla en enero sería de entre 26 y 28 pesos el kilo y podría escalar hasta los 30; además el precio de los servicios, como cada inicio de año, mostrarán un incremento y, por supuesto, el aumento al salario mínimo del 20 por ciento a partir del primero de enero, el “alto” costo del dinero por la tasa de interés de Banxico del 10.5 por ciento, van a encarecer los procesos productivos.

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El panorama económico para nuestro país se complica. En el plano de la macroeconomía, y según especialistas de Citibanamex, será con la llegada de un nuevo gobierno en 2024 cuando México pueda atraer nuevas inversiones, ya que hoy la incertidumbre de las políticas y decisiones tomadas por el gobierno actuar, han frenado la llegada de capitales extranjeros.

Asimismo, en su reporte del Examen de la Situación Económica de México al cuarto trimestre, los especialistas afirmaron que se mantienen los riesgos de una prolongación de los problemas en las cadenas de suministro, ligado por ejemplo a un desbordamiento de la crisis Covid en China, y un posible nuevo escalamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania.

El próximo 2023 no es tan claro como lo quiere hacer ver la Federación; casi desde el inicio del 2022 entramos en un largo túnel donde poco a poco la claridad se convirtió en oscuridad y, sin importar sus esfuerzos por iluminar el camino, seguimos sin ver el final ni atisbar un dejo de luz, afectando, como siempre, a los que menos tienen.

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