Este jueves Canadá inició una esperada revisión de la normativa sobre el cannabis, después de cuatro años de convertirse en la primera gran economía en legalizar su uso recreativo.
Por ello, un grupo de expertos dirigido por Morris Rosenberg, quien fue viceministro de Justicia, debe medir el impacto de la legalización tanto en jóvenes, como en pueblos indígenas y otros, así como en la economía y el mercado ilícito que el nuevo régimen pretendía desplazar.
El sector se ha quejado de lo que denomina impuestos excepcionalmente altos sobre el cannabis, un exceso de tiendas con y sin licencia, restricciones a la publicidad y la comercialización que han dificultado la competencia con el mercado negro.
Asimismo, en una conferencia de prensa, el ministro de Salud, Jean-Yves Duclos, dijo que datos preliminares de este año mostraban que el 69 por ciento del mercado de cannabis ha pasado de fuentes ilícitas a proveedores legales y regulados.
“La revisión ayudará al gobierno a reforzar la ley (del cannabis) para que satisfaga las necesidades de todos los canadienses y, al mismo tiempo, siga desplazando el mercado ilícito».
La ministra de Adicciones, Carolyn Bennett, declaró que sabían que los jóvenes corren un mayor riesgo de sufrir daños a causa del cannabis, como problemas de salud mental, incluida la dependencia y los trastornos relacionados con la ansiedad y la depresión.
En este sentido, Bennett puntualizó que las campañas de concienciación pública, han hecho que los jóvenes sean más conscientes de los daños del consumo de cannabis, sin embargo, su nivel de consumo no ha disminuido desde la legalización, como se esperaba, sino que se ha mantenido relativamente estable.
De acuerdo con los datos del gobierno, el 25 por ciento de la población, es decir, 9.5 millones de canadienses, consumió cannabis en 2021, un poco menos que el año anterior y gastaron un promedio de 69dólares canadienses, lo que significa, 51 dólares estadounidenses al mes.
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