Después de años del cambio político más importante en la historia reciente de Chile, la cual llevó a la elección de una Asamblea Constituyente, los chilenos rechazaron lo que sería el culmen de esta transformación política, negándose a una nueva Constitución que remplazaría la aprobada durante la dictadura de Augusto Pinochet.
El pueblo chileno ha rechazado con un 61,9% de los votos la nueva Constitución presentada por el Gobierno presidido por Gabriel Boric. Las instituciones burguesas, una vez más, se muestran incapaces de canalizar las demandas políticas de la clase trabajadora. Varias Regiones, las cuales se habían manifestado a favor del presidente en las pasadas elecciones, han dado un no rotundo a la nueva Constitución.
El nuevo Gobierno, elegido en 2021, lejos de suponer un cambio social en Chile, se ha limitado a implantar una serie mínima de reformas que, como no podía ser de otro modo, no han servido para paliar la crisis estructural que atraviesa el país.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, mencionó este domingo que el fue elegido tras una serie de protestas surgidas como consecuencia de una revuelta social, los cuáles no quedaron satisfechos con la propuesta de Constitución.
La Constitución propuesta, que contó con el apoyo del presidente izquierdista Gabriel Boric, incluía 388 artículos que habrían ampliado significativamente los derechos sociales, aumentado la regulación ambiental y otorgado al gobierno una mayor responsabilidad en los programas de bienestar social. También habría brindado plena paridad de género y agregado puestos designados para representantes indígenas.
Sin embargo, el gobierno y la oposición han prometido seguir adelante para crear una nueva Constitución, más no reformar la actual.
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NILY
