Uno de los deseos de la primera actriz y comediante Carmen Salinas era que el pueblo la pudiera despedir, sin embargo por las condiciones actuales y, a pesar de estar en semáforo verde, los recintos funerales continuan con ciertas medidas sanitarias, así que Gayosso lugar donde se encontraban sus restos, no podía darse el lujo de perder el control y ayer su funeral se realizó de manera controlada, abierto pero sin masa.
Pero Carmelita no era así, a ella le gustaba el ruido, la masa, los aplausos, las luces, a ella le gustaba sentirse acompañada, por eso abría las puertas de su casa de par en par, y lo mismo te invitaba a comer que a ver una película, afortunadamente encontraron la forma de realizarle ese deseo en el Monumento a la Madre, y es curioso, porque así le decía el gremio de la fuente de espectáculos y también se le conocía como madrina.
Así es que ayer por la noche se anunció un merecido homenaje en la Delegación Cuauhtémoc, fue Juan Osorio y la familia de la actriz los que enviaron un mensaje al público anunciando que su cuerpo sería trasladado al Monumento a la Revolución para que sus fans pudieran hacer guardia en el féretro.
Y fue en este lugar que desde su arribo aparecieron cientos de personas que se acercaban para tener el honor de despedirse de esa actriz que se dijo siempre del pueblo, que nunca olvido de dónde vino y nunca pretendió dejar de serlo para quedar bien.
Los barrenderos de la ciudad de México se dieron cita para decir adiós, también hubo una guardia de los reporteros y camarógrafos, pero sobre todo «los amigos del público», como ella los llamaba, nunca fans, siempre amigos.
Y así, con ruido, con música, con aplausos, con cariño se pudo cumplir uno de sus deseos.
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