El elefante Big Boy por fin tiene un nuevo y definitivo hogar y éste será el Santuario de Ostok que se encuentra en Culiacán, Sinaloa.
Después de pasar más de 60 días bajo un cuidado estricto, así como ser observado por especialistas veterinarios de México y otros países, por fin ha sido dado de alta el paquidermo, motivo el que ha sido trasladado el día de hoy al santuario sinaloense.
Con su llegada al lugar se hace formal la inauguración de este refugio de animales, que como Big Boy han sido rescatados a lo largo de éstos años.
Recordemos que la historia del también conocido “el elefante del millón de dólares” comenzó cuando fue obligado a atrabajar durante años en un circo, con adiestramiento aprendióentretener a niños y adultos, y esa se convirtió en su vida. Después la ley que prohibió el uso de animales en éstos espectáculos, y muchos de ellos fueron vendidos o abandonados, pues mantenerlos resultaba insostenible; ese fue el caso de Big Boy, quien fue atado a una pequeña zona y estaba destinado a dar vueltas en una pequeña carpa hasta el fin de su vida.
Gracias al activista Arturo Islas Allende, quien al enterarse de la calidad de vida en la que se encontraba el elefante, consiguió el apoyo económico por parte del empresario Jorge Cueva, mejor conocido como Mr. Tempo, así como el presidente de Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México, Ernesto Zazueta.
Desde su rescate Big Boy fue sometido a un periodo de cuarentena para ser observado y sometido a múltiples estudios clínicos, para asegurar que su traslado sería óptimo. Durante su recuperación el elefante ganó 350 kilos, gracias a la alimentación proporcionada por los veterinarios, no solo eso, también sus patas han mostrado mejoría.
El Santuario Ostok se encuentra ubicado en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, en terrenos de un rancho, mejor conocido como La Campana. Gracias a la ayuda de empresarios, patrocinadores y donaciones se ha podido construir un recinto con las medidas aptas para que el animal pueda vivir en óptimas condiciones y así poder darle una vida digna.
Su adaptación al Santuario es solo un paso, pues, cuidarlo tiene muchas implicaciones, tanto económicas, humanas , ya que, este tipo de proyecto es enorme. A pesar de la suma de gente que ha ayudado a la causa, esto no ha sido suficiente.
Es por eso que el activista social Arturo Islas hace un llamado a la población a que se siga sumando a la causa y donen o patrocinen ya que “el traslado de Big Boy es, apenas, el inicio de todo”.
M.O.C
