La exploración del tiempo y de los sentimientos a partir de éste, para reafirmar o desechar, aunado a lo que podríamos definir como el destino es lo que se nos aborda en ‘Vidas pasadas’.
Nora y Hae Sung, son dos amigos de la infancia con una fuerte conexión, ellos se separaron cuando la familia de ella emigró de Corea del Sur a Canadá, cuando tenía sólo doce años. Una década y dos años después, y gracias al Internet, este par vuelve a reconectar; definiendo así un poco de lo que ambos experimentan cuando charlan y comparten momentos a distancia, pero esto apenas está por comenzar, ambos deben definir sus prioridades, y las elecciones que componen una vida. Doce años más deben de pasar para saber si la creencia que tienen en el In-Yun rinde efecto en esta vida y si el peso de sus ambiciones no se sobrepone al amor.
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Narrada con sencillez, pero explorando la complejidad del amor, en donde cada diálogo tiene un peso, así como los silencios y las miradas es lo que Celine Song, quien se inspira en su propia vida, es lo que nos ofrece en su ópera prima, donde la delicadeza, la emotividad y el nudo en la garganta se manifiestan a lo largo de 105 minutos de metraje.
Nueva York, una ciudad donde han ocurrido otros idilios a veces conflictivos como ‘Manhattan’ (1980) y otros más luminosos como ‘Cuando Harry encontró a Sally’ (1988), es el marco que simboliza la traducción de Nora para sus sueños y posibilidades de éxito , los cuales entran en conflicto con una visita que esperó durante doce años.
La empatía es el vehículo que hace brillar esta propuesta, pues es humana, cotidiana y más de uno la ha vivido en carne propia, los actores de Song, Greta Lee y Yoo Teo transmiten cada momento explorado, a ellos se suma John Magaro, quien no se queda atrás y forma un triángulo complejo y emocionalmente vertiginoso.
Vidas pasadas, enmarca en tres actos la melancolía, el destino y amor en una forma conmovedora y delicada, la naturalidad y el realismo es lo que la hace única y memorable. Definitivamente, el primer amor nunca se olvida.
